El 30% de los casos de hipertensión se explican por el consumo elevado de sal

Ante la estrecha relación entre el consumo de sodio y la hipertensión arterial2,3, recomiendan sazonar las comidas sin recurrir a la sal de mesa o ‘solo una pizca’.

El consumo elevado de sodio durante largos períodos de tiempo se asocia a mayores posibilidades de desarrollar hipertensión a largo plazo. De hecho, 3 de cada 10 casos de hipertensión (30%) se explican por esta causa1. Asimismo, un estudio arrojó que 6 de cada 10 personas que redujeron considerablemente su ingesta de sodio, disminuyeron un 20% sus niveles de presión arterial.

La Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, en la sección de su sitio web destinada a la comunidad, que se denomina ‘Rincón del Hipertenso’ y cuenta con el apoyo del laboratorio Teva, remarca que es importante reducir el consumo de sal. Se puede aumentar el sabor a las comidas con pimienta, hierbas aromáticas, ajo fresco, limón y aceites como el de oliva. Recomienda además elegir sales con bajo contenido en sodio y usar poca sal al cocinar, no más de una pizca.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos de sal por día. Sin embargo, en nuestro país ingerimos un promedio de 12 gramos7. La reducción del consumo de sal es una de las medidas más costoefectivas que pueden llevarse adelante para mejorar la salud de la población: si se consumiera la cantidad recomendada, se salvarían 2.500 millones de vidas al año a nivel mundial6.

La hipertensión es la principal causa de muerte prematura y la segunda causa de discapacidad por enfermedades no transmisibles, como el infarto, ACV o enfermedades renales. En nuestro país, más de 1 de cada 3 adultos tiene hipertensión. Asimismo, se estima que si se disminuyera la ingesta de sal diaria en nuestro país en 3 gramos, se evitarían unas 6.000 muertes por enfermedad cardiovascular y ACV y aproximadamente 60.000 eventos cada año.

Para entender mejor de qué se habla cuando se habla de sodio, la Dra. Victoria Ferretti, especialista en Clínica Médica, explicó las diferencias entre la sal de mesa, la marina y la potásica, que son distintas alternativas al alcance de la población para condimentar sus comidas.

“La sal común -o cloruro de sodio- es obtenida industrialmente. Es la sal que se vende comúnmente en forma de sal fina o gruesa, que se utiliza para sazonar los alimentos. Se le suele añadir otros elementos como flúor o yodo. En el mercado, los productos con más contenido de cloruro de sodio son los panificados, las salsas, los caldos, los productos untables, las carnes, los quesos, los snacks y las comidas rápidas”, describió la Dra. Ferretti, quien además es Presidente de la Asociación de Hipertensión Arterial de Rosario.

Respecto de la ‘sal potásica’, la especialista describió que “ésta, en lugar de ser cloruro de sodio, es cloruro de potasio. La dosis recomendada de cloruro de potasio es de entre 4 y 5 gramos por día, lo que equivale a una cucharadita de café pequeña. Uno de los problemas principales de este tipo de sal es que no sazona tanto los alimentos como la común. Por lo tanto, los usuarios tienden a agregar más cantidad de sal de la debida para alcanzar el gusto deseado, pero difícilmente se logra”.

“Existen otras alternativas, como la sal marina, del Himalaya o la flor de sal. Más allá de las características de cada una, es importante destacar que tienen la misma cantidad de sodio que la común, por lo que deberían ser consumidas con igual precaución”, aseguró la Dra. Ferretti, Vocal de la Comisión Directiva 2019-2021 de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial.

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