Una predisposición genética del individuo, un inadecuado funcionamiento del sistema inmune y factores medioambientales son factores que influyen en la aparición de las EII.
“Se estima que a nivel mundial habría 6 millones de personas con enfermedad inflamatoria intestinal – EII-. En Argentina, dada la diversidad y multiplicidad de los sistemas de salud, es muy difícil calcular la prevalencia, pero se supone que cada 100 mil habitantes, podría haber entre 75 y 100 personas afectadas, lo que daría un total cercano a entre 30 mil y 40 mil pacientes, pero esto debe ser corroborado”, sostuvo Alicia Sambuelli (MN 53328), médica gastroenteróloga, coordinadora del Grupo de Trabajo de Enfermedades Inflamatorias Intestinales del Hospital de Gastroenterología ‘Dr. Carlos Bonorino Udaondo’.
“Todas las enfermedades autoinmunes están aumentando en forma desmedida. Más allá de que previamente podría haber existido un subdiagnóstico, hoy las EII presentan un incremento real. En el hospital, hemos experimentado un crecimiento enorme de la cantidad de pacientes, con una curva ascendente impresionante a partir del año 2000 demostrando que teníamos una necesidad insatisfecha de la salud; podemos decir que se duplicaron los casos, al menos en nuestro Servicio, pero, inclusive los centros que se dedican al tema se multiplicaron”, agregó Sambuelli.
Si bien hay un subgrupo que debuta con la enfermedad luego de los 60 ó 65 años, son enfermedades que se dan principalmente en la gente joven, entre la segunda, tercera y cuarta década de la vida, en plena etapa de capacitación, desarrollo laboral y familiar.
Según explicó la especialista, la colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn son los dos extremos del espectro. La colitis ulcerosa afecta el intestino grueso (colon) desde su porción más inferior (recto), extendiéndose hacia arriba en forma continua y en longitud variable. La enfermedad de Crohn puede afectar una o más porciones del intestino delgado, el colon (intestino grueso, con recto comprometido sólo en la mitad de los casos) y raramente otras partes del tubo digestivo, pudiendo intercalarse zonas sanas y lesionadas.
Desde la comunidad médica, se hace hincapié en la necesidad de brindar el soporte que tanto necesitan estos pacientes que ven enormemente impactada su calidad de vida debido a síntomas como diarrea, pérdida de peso, cansancio, fiebre o febrícula, sangrado rectal, dolor abdominal, obstrucción intestinal y fístulas (comunicaciones anormales entre diversas asas intestinales entre sí y/o con otros órganos como la piel, por ej: hacia la pared del abdomen, el sistema urinario, el aparato genital, o la región perianal) presentando ya sea drenaje del fluido intestinal, o formando abscesos y/o en caso lesiones anales posibles fisuras.
Además puede cursar con manifestaciones autoinmunes fuera del tracto gastrointestinal, como en las articulaciones (artritis o dolor), distintas lesiones de la piel, oculares (uveítis, iritis), hepáticas, tromboembólicas y varias más. Estas enfermedades presentan un incremento del número de hospitalizaciones, cirugías y casos de discapacidad, al igual que la necesidad de estudios diagnósticos y controles para el seguimiento. Muchas de las complicaciones pueden prevenirse o revertir con tratamiento y control adecuado.
Desde una Asociación sin fines de Lucro: Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GADECCU), que la doctora preside, se persigue el objetivo de mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
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