Usarlo más tiempo del recomendado y descuidar su higiene merma la eficacia y aumenta los riesgos.
A principios de la pandemia, colocar el elástico de los tapabocas por detrás de las orejas y ajustar el borde sobre el puente de la nariz, en menos de 10 segundos, era todo un desafío.
Entrada la primavera, es un acto tan mecánico que acaba pasando desapercibido… y los despistes están a la orden del día. Lo que es peor, abundan los barbijos perennes, esos que tienen un color sospechosamente amarronado en gomas que deberían ser blancas. Ya sea por dejarlas en cualquier lugar, desde la barra del bar a la mesa de la cocina, o por usarlas más tiempo del debido, utilizar tapabocas más sucios de lo debido es habitual.
Sería algo anecdótico si no fuera porque, según dicen los expertos, la suciedad hace que los barbijos no protejan al máximo e incrementa el riesgo de sufrir ciertos problemas.
“La humedad, el polvo y otras partículas que están en el ambiente saturan el filtro pasado un tiempo y se reduce su capacidad de filtración, por lo tanto no son tan efectivas como al inicio de su uso”, explica David Díaz Pérez, coordinador del Área de Enfermería Respiratoria de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Incluso pueden convertirse en un vector de transmisión del virus si se dejan sobre superficies inadecuadas o se manipulan con las manos sucias, añade. Hay que saber guardar bien los tapabocas y seguir las recomendaciones en cuanto al tiempo de utilización, así como las normas básicas de higiene. Se trata de evitar todo lo que sigue.
Picazón y acné
La primera barrera corporal bajo el barbijo es la piel, por eso es la que tiene más motivos para sufrir los efectos del mal uso. “Lo que sabemos es que es más frecuente la aparición de lesiones en la zona cubierta por el tapabocas, y que esas lesiones pueden ser de distintos tipos. La que más vemos es el acné friccional, un tipo de acné que se produce por el roce”, explica el dermatólogo Raúl de Lucas, coordinador del Grupo de Dermatología Pediátrica de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Otros posibles “daños colaterales” son la rosácea, el enrojecimiento, la irritación y la picazón, en especial entre personas con la piel sensible, dermatitis atópica o seborreica.
Luego está el acné cosmético, que puede aparecer “si te pones tu crema hidratante o el maquillaje e, inmediatamente después, la mascarilla en un ambiente de humedad”. De Lucas advierte de que si se usa maquillaje a pesar de llevar media cara tapada es necesario usar productos menos oclusivos y sobre todo, no abusar de la cantidad.
Si bien la mayoría de los problemas dermatológicos que pueden causar los barbijos se deben únicamente al uso prolongado y la fricción, el caso del acné cosmético puede exacerbarse a consecuencia del efecto oclusivo extra de un tapabocas sucio: la suciedad satura el filtro e impide que la piel respire adecuadamente.
Lo bueno es que, a modo de prevención, se puede reparar la piel al llegar a casa siguiendo una rutina de higiene e hidratación. En caso de que aparezca dermatitis, acné o cualquier otra lesión, lo adecuado es acudir al especialista.
“Sobre todo, hay que evitar la automedicación. Las cremas que contienen corticoides se están utilizando con autoprescripción y hay que usarlas siempre bajo supervisión médica, consultando si hay algún riesgo por aplicar la crema e inmediatamente después utilizar el barbijo porque es posible que se potencie el efecto del fármaco”.
Además, “si usas el mismo tapabocas más horas de las debidas y también lo llevás sucio, no solo no te protegerá sino que acumularás en ella bacterias. Es como si te pones siempre las mismos medias”, advierte De Lucas. “Lo normal es que no te pase nada —tranquiliza—, pero no es higiénico”.
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