Señalaron que esas pruebas deben realizarse solo en laboratorios.
El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires prohibió este miércoles la venta en farmacias de los test rápidos para detectar coronavirus. Señalaron que esas pruebas son “de uso profesional excluyente y deben realizarse en laboratorios de análisis clínicos”.
A través de la resolución 1533, publicada en el Boletín Oficial local, con la firma del ministro de Salud Daniel Gollan, se advirtió además por la implementación de sanciones en caso de incumplimientos.
El Ejecutivo provincial recordó entre los considerandos que todos los test para coronavirus que se encuentran actualmente disponibles “son de uso profesional exclusivo”. En ese sentido, se determinó que deben realizarse en condiciones e instalaciones adecuadas. “Por ello son de venta exclusiva a laboratorios de análisis clínicos”, aclara la resolución.
“Está claramente normado en los procedimientos sanitarios COVID-19, que cualquier resultado debe estar cargado en el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentina (SISA) por un profesional inscripto que sea titular de un laboratorio habilitado por la autoridad competente”, agrega el texto oficial.
“En esa línea, unos de los objetivos del SISA es crear la Ficha Única del ciudadano como eje central para el registro de la información sanitaria, que evidentemente podría violarse si e comprador del producto realiza por sí mismo la prueba”, se indica en la resolución de la Provincia.
Estas pruebas fueron autorizadas por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) hace menos de un mes. Se trata del test de origen chino Immunobio, del laboratorio Hangzhou Immuno Biotech CO Ltd y permite en 10 minutos conocer el resultado con un nivel de efectividad del 96,8%.
La medida tendrá vigencia mientras perdure la declaración del estado de emergencia sanitaria en el ámbito de toda la provincia a tenor de la enfermedad.
La polémica por los test rápidos tras la autorización de la ANMAT
La comercialización de estas pruebas rápidas generó polémica en un primer momento debido a que farmacéuticos y bioquímicos sostienen que presenta algunos inconvenientes.
Si bien la prueba fue autorizada por el organismo oficial el 24 de febrero, en abril comenzó a venderse con un precio de $2600. El éxito fue rotundo, dado que la partida de 20 mil unidades ya está agotada por la gran demanda en plena segunda ola de contagios de COVID-19 en el país.
Si bien los importadores destacaron que permite reducir costos a la persona que lo adquiera, por ser más económico que el hisopado de forma particular, el lanzamiento en el mercado generó duros cuestionamientos por parte de bioquímicos y también de grupos de farmacéuticos.
Apuntaron al hecho de que en ocasiones previas, la ANMAT se expidió en contra de la venta directa de otros test rápidos. Además, argumentaron que deben poder asegurar la calidad de todo el producto a lo largo de toda la cadena y eso no podría garantizarse si el paciente lo presenta directamente ante el laboratorio.
“El test sirve, pero debe ser realizado por un profesional, médico o bioquímico”, detalló María Laura García, coordinadora de red de farmacias en su momento. “Se puede adquirir el test en la farmacia pero hay que ir a un consultorio o a un centro médico o laboratorio, porque ellos además de hacerlo lo van a interpretar”, agregó.
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