Una especialista da las recomendaciones justas para convertir a los más chicos en los «supervisores» de la familia.
Si usar un tapabocas nos devuelve nuestro mundo, entonces es algo maravilloso. Ahora que varios estados están reabriendo escalonadamente (en los Estados Unidos), el desafío que enfrentamos consiste en aferrarse a lo que tanto trabajo nos costó ganar al quedarnos en casa, cerrar comercios y evitar un contagio acelerado. Los tapabocas son gran parte de la solución. Los nenes mayores pueden mostrarse renuentes a adaptarse a vivir con tapabocas, pero los más pequeños están perfectamente dispuestos a aprender un ejercicio nuevo. Pueden ser los supervisores de tapabocas de la familia y recordarles a los padres que no olviden sus protectores faciales cuando salen de casa, animarlos a que se los acomoden cuando se resbalan de su nariz, mirar con desaprobación a los runners que salen sin protección facial o soplar el humo de los fumadores que se acercan demasiado.
La mayoría de los nenes disfrutan la oportunidad de sentirse moralmente superiores a los adultos. Recordales que son más listos que esos adultos que no protegen a los demás y no se protegen a ellos mismos; los tapabocas tienen ambas funciones. Es muy probable que volver a la escuela implique usar tapabocas; cuanto más lo hayan aceptado para entonces, mejor. Yo he impartido clases en China, donde muchas personas tienen el hábito de usar tapabocas desde hace tiempo para evitar la transmisión o el contagio de enfermedades respiratorias. Los tapabocas también aparecen cuando las concentraciones de agentes contaminantes en el ambiente son elevadas; todo el mundo entiende que un tapabocas evita que los nenes respiren sustancias dañinas.
Cuando sos estudiante de medicina, aprendés cómo lavarte y vestirte para una cirugía y, una vez que estás listo, cómo ponerte los guantes esterilizados sin contaminarlos. Ya estás usando barbijo quirúrgico antes de ponerte los guantes porque no querés tocarte la cara y contaminar los guantes. Por supuesto, en el quirófano también llevás protectores para zapatos, para cabeza y batas esterilizadas, y existe una coreografía sumamente organizada y estricta de las cosas y las personas que están esterilizadas y las que no lo están. Luego, cuando sos estudiante de medicina en el quirófano, pasás un tiempo aterrado de contaminar ese entorno esterilizado; de que, en ese espacio lleno de personas bastante experimentadas, las cuales llegaron a distinguir lo que está esterilizado de lo que no, vos seas el aprendiz que lo eche todo a perder; y después aprendés las reglas, las asimilás y llegás a sentirte un poco más cómodo, un poco más confiado de que podés ayudar a mantenerlos seguros a todos… en especial al paciente vulnerable, quien es la razón por la que todos están ahí.
A finales del siglo XIX, cuando los cirujanos entendieron el papel que juegan los microorganismos en una infección, comenzaron a usar tapabocas de tela en el quirófano para no contagiar a sus pacientes. Para 1918, se usaban tapabocas de gasa en hospitales para reducir la probabilidad de que las infecciones se propagaran entre los pacientes y proteger a los médicos y enfermeras. Los cirujanos, las enfermeras instrumentistas y sus colegas de quirófano realizan un trabajo asombrosamente preciso y estresante durante muchas horas mientras usan tapabocas. Cuando los miramos hacerlo (en grabaciones o en películas) quizá todos nos sentimos confiados de manera subliminal gracias a sus tapabocas. Están concentrándose, siguiendo las reglas, trabajando. Pues bien, cuando decimos que una actividad no es una cirugía a corazón abierto, estamos comparando de manera despectiva esa actividad con algo que solo hacen personas que usan tapabocas. Miramos ese rostro de cirujano con tapabocas y pensamos: “Esa sí es una cirugía a corazón abierto”.
Como casi todo el mundo, no sé bien qué va a suceder con la epidemia de coronavirus, pero como pediatra, sabía que los tapabocas eran una buena idea, incluso cuando las autoridades nos decían que no usáramos. Los tapabocas hospitalarios ayudan a proteger a los trabajadores de la salud de las infecciones. Cuando se sabe que hay un nene enfermo en una clínica u hospital con una infección respiratoria, habrá señales por todos lados que indiquen que todos los que entren a la habitación deben ponerse un tapabocas, una bata y guantes. Esto no se hace porque el VRS sea peligroso para el personal médico o los familiares… en los adultos, suele causar síntomas leves de resfriado común. No obstante, puede ser peligroso para los bebés, en especial los prematuros, por lo que lo último que querés es que los trabajadores médicos infectados, asintomáticos o con síntomas muy leves, pero posibles portadores del virus, contagien a otros bebés vulnerables. Incluso cuando están en la habitación cuidando al bebé enfermo, el barbijo ayuda a prevenir esa transmisión, además de una higiene cuidadosa de las manos y otras precauciones relacionadas con el contacto.
Cuando hay un trabajador de la salud que podría tener una infección, ese trabajador usa un tapabocas en el trabajo durante todo el invierno porque protege a los pacientes. Desde hace meses, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estuvieron recomendando protectores de tela para el rostro, señalando información sobre cómo las personas asintomáticas y presintomáticas pueden propagar el coronavirus. En otras palabras, los protectores para el rostro reducen la probabilidad de que propaguemos el virus sin querer cuando no sabemos que estamos contagiados. También nos recuerdan que no debemos tocarnos la boca y la nariz, así que nos protegen de contagiarnos sin darnos cuenta, y probablemente nos protegen hasta cierto punto de las gotas grandes. Una vez más, eso no está garantizado, así que continúa lavándote las manos, mantén el distanciamiento físico y cubrí tu cara cuando llegues a estar cerca de otras personas, o ellas estén cerca tuyo.
La Academia Americana de Pediatría de Estados Unidos (AAP, por su sigla en inglés) les recuerda a los padres que quedarse en casa y el distanciamiento social sigue siendo lo más efectivo para evitar la propagación del virus, pero ofrece recomendaciones para ayudar a los nenes a acostumbrarse a los tapabocas. No se recomienda su uso en menores de 2 años y podría haber algunos que no pueden usarlos; la AAP menciona a los que tienen “graves deficiencias cognitivas o respiratorias”. Por otro lado, los inmunodeprimidos podrían necesitar mayor protección que la que ofrecen los protectores de tela para el rostro, y se recomienda el uso de tapabocas N95. Las sugerencias de la AAP incluyen colocar una cubierta de tela en el peluche favorito de un nene, decorar los tapabocas para que estén más personalizados y dibujar uno en el personaje del libro favorito de tu hijo. Surgirá más información acerca de la eficacia relativa de los diferentes tipos de protectores faciales, y cada vez hay un mayor interés en la posibilidad de usar caretas, lo que podría ser especialmente útil para los nenes con problemas de neurodesarrollo que tienen dificultades para interpretar las señales sociales.
Sé que no siempre es agradable sentirse un poco acalorado bajo el tapabocas en un día caluroso y húmedo, pero seamos sinceros, podés sentir lo mismo con la ropa interior en un día igual de caluroso y húmedo. Entiendo que sea triste no ver toda la cara de la gente en la calle, pero se puede lidiar con eso. Siempre tendremos Zoom. Los médicos y enfermeras suelen sentirse seguros y cómodos con los barbijos quirúrgicos. Las cuentas de médicos en Twitter están repletas de TikToks acerca de tapabocas, y por lo general están hechos con cariño. Ayudemos a nuestros nenes a aprender de ese cariño… pueden sonreír desde detrás de sus tapabocas a las otras personas que también están haciendo lo correcto. Deberías sentirte un poco más seguro con tu tapabocas, porque lo estás, y deberías sentirte como un ciudadano bueno y generoso al usarlo, porque lo eres. Deberías enseñarles a tus hijos a sentirse seguros y orgullosos cuando usen el suyo, porque se lo merecen. Ellos contribuirán a que el mundo sea más seguro. Créeme, lo entenderán. No es una cirugía a corazón abierto.
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