Deben tratarse por al menos dos semanas para evitar que aparezcan en otra parte del cuerpo. Aquí también, consejos para que no vuelvan a aparecer.
Los hongos se esparcen por toda la piel y que aparezcan en los pies es un clásico. El llamado “pie de atleta” es un problema va más allá de lo estético y que amerita ser tratado.
«Si no se los trata, pueden subir hacia el talón, la pantorrilla o incluso el glúteo», advierte el dermatólogo Phillip Babilas a la agencia DPA. Además, ya con sólo afectar las uñas, las vuelve quebradizas. Por ende, la regla fundamental es: «cuanto antes se haga algo contra este tipo de hongos, mejor».
¿Cómo lo reconocemos? El primer síntoma es que la piel entre los dedos de los pies se vuelve blanda y algo hinchada, explica la podóloga Tatjana Pfersich. Otro indicio pueden ser las callosidades con escamas en la zona del talón o puntillas rojas en toda la suela del pie.
En la farmacia pueden conseguirse pomadas, geles y sprays contra este tipo de infecciones sin necesidad de receta. Se aplican una o dos veces al día sobre toda la superficie afectada. Lo que no deben hacer los pacientes bajo ningún concepto es interrumpir el tratamiento. «Aunque los síntomas desaparezcan muy rápido, hay que darle continuidad durante al menos dos semanas», pide Pfersich.
Una vez curados , hay que evitar que vuelvan a aparecer. El primer cuidado hay que tenerlo en los sitios en los que circula mucha gente descalza, algo muy habitual en spas, saunas, piscinas o incluso en las habitaciones de los hoteles. Si uno tiene que estar en ese tipo de espacios, más vale llevar pantuflas o chancletas.
También es muy importante mantener secos los pies y el espacio entre los dedos. Cuando uno salga de la ducha o la piscina, debe tomarse el tiempo de secar esas zonas.
Otro buen consejo es que el calzado sea cómodo y que esté hecho de algún material que permita que la piel respirar, de modo que no se acumule ningún tipo de humedad.
Tampoco está de más hacerse baños con agua caliente y luego fría, porque eso activa la circulación de los pies y los mantiene tibios, «lo que evita que se generen quiebres en la piel que promuevan la aparición de hongos e infecciones», apunta Babilas.
Si el hongo vuelve y vuelve a pesar de que parecía curado, tal vez valga la pena aplicar una o dos veces a la semana un antimicótico, que actúa contra distintos tipos de «atacantes». Por lo general son preparados que contienen sustancias activas del grupo de las piridonas o de los azoles.
Y para cerrar: llevar una vida sana, ingerir alimentos ricos en vitaminas, moverse y dormir lo suficiente refuerzan el sistema inmunológico. Eso también ayuda a evitar los hongos en los pies.
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