Una emergencia alimentaria latente, una transición gubernamental en marcha y una economía enrarecida repercuten no solo en el bolsillo de cada argentino sino también y, sobre todo, en su salud.
La mala alimentación es también un síntoma de crisis. Así lo reflejan los datos arrojados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que dan cuenta de que el sobrepeso y la obesidad aumentaron un 75 por ciento durante los años registrados.
En este marco, surge entonces la siguiente duda: ¿cómo podemos garantizar una mejor nutrición de nuestras familias cuando los costos son cada vez más elevados y el dinero a veces no alcanza?
“En momentos de crisis como los actuales, siempre es recomendable sugerir, en particular a las familias con niños pequeños, la priorización de los mejores alimentos, aquellos de mejor calidad. En ese grupo están las verduras, frutas frescas, la leche, el yogur y el queso, las legumbres, el arroz integral, las pastas de sémola, las carnes y los huevos”, expresa Sergio Britos, nutricionista, profesor de UBA y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía Alimentaria (CEPEA).
En ese sentido, agrega: “Contrariamente a lo que a veces se cree, no son necesarias las grandes cantidades de carnes. Si los alimentos anteriormente mencionados se consumen en pequeñas cantidades, y no precisamente todos los días, seguramente se estarán cubriendo las recomendaciones de los distintos nutrientes”.“Estos alimentos son importantes por su calidad nutricional, sus aportes de nutrientes esenciales en etapas de crecimiento y desarrollo. Además, suelen tener bajas cantidades de nutrientes como azúcares o sodio, que se consideran críticos. Al consumirlos aportamos una buena calidad y mantenemos una estrategia muy efectiva para lograr un buen estado de salud y prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes e hipertensión, entre otras”, sostiene.
A la hora de pensar una dieta diaria con poco presupuesto, especialmente para los niños, aclara que es vital priorizar estos alimentos que son más densos en nutrientes y garantizar un buen desayuno en el que, por ejemplo, puedan combinarse frutas de estación con un yogurt natural, algo que además puede ser divertido para los más pequeños de la casa.
Para el almuerzo o la cena puede pensarse en las carnes. Para ese aspecto señala que el tamaño ideal del pedazo a elegir debe ser similar al del puño de una mano, mientras que la cantidad apropiada puede ser tres veces por semana.
Todo esto, según explica Britos, puede acompañarse con algunas prácticas que permitirán cuidar más aún la economía como el “aprovechar las ofertas y promociones, usar las ferias de los barrios como alternativas de compra, consumir agua y poner en marcha una huerta familiar en caso de disponer de algo de terreno o algún espacio que no necesariamente debe ser enorme”.
La crisis económica y la mala alimentación traen consigo consecuencias negativas para la salud, entre ellas el aumento considerable de la obesidad y el sobrepeso. Para frenar el crecimiento de estas enfermedades, el especialista propone: “El reemplazo progresivo de bebidas azucaradas por agua; combinar yogur natural con frutas de estación cortadas; utilizar recetas nuevas basadas en verduras de estación; incorporar de a poco el hábito de consumo de legumbres como las lentejas y los garbanzos acompañadas por arroz o fideos”.
Además, explica que muchas veces elegimos consumir azúcar en alimentos inadecuados, lo cual deteriora nuestro cuerpo. “El agregado de azúcar responde al hábito instalado en la población por alimentos dulces. Muchas veces se dice que consumir un yogur endulzado, por ejemplo, es un problema, pero, si bien cuanto menos azúcar tenga un yogur obviamente su calidad nutricional será mejor. Las fuentes alimentarias más habituales de azúcar agregada son las bebidas como gaseosas y jugos; y las infusiones, como por ejemplo el mate. Más de la mitad de la ingesta de azúcar proviene de esas fuentes”, específica.
“Nuestro estudio más reciente (publicado por ABC Dieta) ha indagado el consumo de azúcar en la población argentina y arribó a la conclusión de que el promedio de ingesta es de 110 gramos diarios, siendo su recomendación en el promedio de la población de 90 gramos”, concluye.Por último, cabe mencionar que algunos de los alimentos mencionados presentan un precio más económico por encontrarse dentro de la lista de productos sobre la que, hasta fin de año, no recaerá el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
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