Con el uso del barbijo, los ojos y la mirada ganan protagonismo. Buscar un profesional con experiencia y capacitación es la clave para tener un resultado natural.
La técnica para corregir unas cejas irregulares, despobladas o, simplemente, para conseguir unas cejas más definidas.
¿Duele? ¿Van a quedar igualadas? ¿Y si quedan muy oscuras? ¿Cómo solucionar lo que ya me hicieron mal? Estas son algunas dudas que Joanna Amaral, micropigmentadora, escucha a diario en su estudio. Es que el aspecto de una persona puede cambiar radicalmente según la forma de sus cejas.
“El microblanding es más como un ‘rasponcito’ en la piel y no como un tatuaje. Al ser tan superficial, queda bien desde el día uno”, explica la especialista con más de quince años de experiencia. Joanna es de Brasil, país de referencia en este tipo de procedimiento estético.
Las personas que atiende buscan que sus cejas se vean más gruesas y definidas. Es parte de la tendencia que también se centra en las pestañas y el delineado de ojos para remarcar miradas que cautiven sin dejar de usar el barbijo.
“Al haber desarrollado una técnica de dibujo en 3D, realmente es imperceptible la diferencia entre el pelo natural y el dibujado. Los resultados duran hasta dos años, dependiendo de los cuidados de la piel y la edad de la persona”, detalla. La mayoría de las clientas complementa este procedimiento con un delineado de ojos con efecto sombra.
Cómo es el proceso del microblanding
Es un método de fácil realización y rápida cicatrización, que sirve para dar forma y rellenar las cejas en aquellos puntos en los que sea necesario, y espesarlas u oscurecerlas. Los tres errores más comunes en el momento de hacer la técnica de microblading se producen, justamente, a la hora de lograr la asimetría de la ceja, acertar con el color y lo más importante, cuadrar el diseño.
“El diseño previo es fundamental para lograr una armonía facial. Los tratamientos tienen que ser 100 por ciento personalizados para que los resultados se adapten a cada persona más allá de la tendencia del momento”, remarca Joanna y agrega que para un proceso seguro de microblanding hay que usar herramientas apropiadas, con pigmentos naturales, de origen vegetal e hipoalergénicos y el profesional tiene que ser calificado. En esto funciona mucho el boca a boca de alguien que ya lo haya probado.
La herramienta de Joanna tiene forma de lapicera. Es una pluma llamada “Tebori”, o de “tatuaje a mano” y está equipada con 9 a 12 microagujas en varias configuraciones. El contacto durante la sesión es estrecho, pero sigue una estricta serie de protocolos para prevenir el coronavirus.
“Es importante elegir el pigmento más adecuado, teniendo en cuenta el color del pelo natural, de la piel y de los ojos”, recomienda la experta que antes de iniciar el procedimiento, aplica anestesia tópica para reducir las molestias.
En la consulta, Joanna atiende a personas que prácticamente no tienen cejas o con tatuajes previos en los que hay que recurrir al láser para borrar el diseño, ya que si la “ubicación” estuvo mal planificada, no hay microblanding que lo arregle.
Al finalizar la sesión, la persona se ubica en una cabina de fototerapia LED para una mejor y más rápida cicatrización.
Sobre los cuidados post microblading
Aunque las cejas van a parecer más oscuras de lo esperado, se van a ir aclarando en las siguientes semanas. “Se recomienda un retoque pasadas unas cuatro semanas para completar las zonas que hayan podido quedar sin pigmento”. Entre los cuidados que recomienda luego del tratamiento, se destacan:
No maquillar el área de las cejas hasta que la piel pigmentada esté bien cicatrizada.
Mantener la zona bien hidratada.
No exponerse al sol, ni a rayos UV y procurar no estar cerca de ninguna fuente de calor.
Limpiar las cejas con agua dos veces al día.
Es importante estar atentos a los signos de una infección. Un enrojecimiento leve, picazón y costras menores son normales.
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