Es importante conocer las aplicaciones que usan los chicos para ver cómo tienen configurada su privacidad, con quiénes les gusta interactuar y qué contenidos prefieren.
Para quienes aún no la conocen, TikTok es una aplicación que permite a sus usuarios realizar videos con propuestas creativas y entretenidas. Si bien no es nueva, muchos chicos y chicas la descubrieron en tiempos de pandemia por el COVID-19.
Ofrece la posibilidad de grabar videos muy breves con diferentes consignas y, al mismo tiempo, compartir con otros participantes, comentar y establecer vínculos. Además, la aplicación brinda múltiples herramientas de edición, filtros, efectos visuales o de sonido. Todo lo vuelve divertido y simple. Los chicos pueden pasar horas generando y consumiendo contenidos.
Como toda red social, TikTok atrae y entretiene tanto que, en general, no se tienen en cuenta los riesgos de utilizarla. Por un lado, se hace referencia a los peligros más comunes, como la exposición de datos personales o el contacto con desconocidos. Pero en el caso de esta app, también se generan nuevas posibilidades de acoso y maltrato que es importante conocer.
Cómo distinguirlas
Entre las variadas formas de generar y editar videos para participar en la aplicación, hay dos que se prestan a ser ideales para generarle sufrimiento a otro. La primera consiste en replicar el video de alguien y grabarse encima, reaccionando. Es decir que yo puedo tomar aquel video y publicarlo con mi imagen superpuesta, haciendo muecas de aprobación o desprecio, sonriendo o haciendo gestos de burla del material y así exponer al autor según la cantidad de seguidores que se tenga.
La otra forma es la llamada dueto o dúo. En ella, yo tomo el video de alguien y con pantalla partida imito lo que esa persona está haciendo. También en este caso puedo hacerlo con buena onda o con intención de ridiculizarlo. Debajo de cada video, como siempre, está la posibilidad de que cualquiera comente y amplifique todavía más ese efecto.
Otra cuestión a tener en cuenta es que, si bien TikTok brinda la opción de registrarse como menor de edad, esa modalidad resulta tan engorrosa que algunos chicos suelen mentir sobre los años que tienen para acelerar el ingreso, haciéndose pasar por mayores.
¿Qué se puede hacer como adulto?
Desde ya, nunca ubicarse en el lugar de jueces e intentar prohibir el uso de apps ni redes sociales porque ése es un camino perdido. Por otra parte, en tiempos de pandemia limitar el uso de pantallas es prácticamente imposible: nenas, nenes y adolescentes necesitan más que nunca estar conectados. Pero, superando esos enfoques, hay muchas cosas que sí se pueden hacer para acompañarlos y brindarles la certeza de que, si les sucede algo malo, nosotros estaremos presentes como primer refugio y sostén.
Es imprescindible conocer las aplicaciones y redes que los chicos consumen. No para volverse expertos generadores de contenidos, pero sí para saber de qué se trata, cómo tienen configurada su privacidad, con quiénes les gusta interactuar y qué contenidos prefieren.
Luego, es importante conversar mucho con ellos acerca de los retos y desafíos que proponen las redes. Suelen involucrarse en propuestas que los ponen en riesgo, creyendo que si no lo hacen son “cobardes” o quedarán fuera de ciertos grupos sociales. Hay que enseñarles que no hay que demostrar nada a nadie.
TikTok permite regular el período de uso de la aplicación, limitándolo para evitar pasar mucho tiempo conectado. Es bueno informarse sobre cómo hacerlo, para los casos en los que sea necesario.
Cada vez que los adultos aprendemos a usar una app, surgen otras con nuevos desafíos. El cuidado de los chicos debe ser constante. Eso, a veces, puede ser trabajoso, pero es imprescindible. Enseñar a dudar y a pensar críticamente les brindará herramientas para cuidarse y adquirir autonomía en el uso de TikTok y de cualquier otra nueva aplicación que surja.
Se trata de interesarse, aprender, proponer, acompañar y, siempre, estar presentes.
(*) María Zysman es Licenciada en Psicopedagogía (Universidad del Salvador). Posgraduada en Autismo y TGD, y en Déficit de Atención y Dificultades de Aprendizaje (Universidad Favaloro). Conferencista y docente referente en la prevención del Bullying en Argentina y la región. Es directora del equipo de diagnóstico, prevención e intervención “Libres de Bullying”.
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