Tiene que haber confianza con el que recibe los mensajes eróticos y consentimiento para el intercambio de imágenes. Insinuar, mejor que mostrar.
El sexo virtual, también conocido como sexting, es el envío de contenido íntimo (fotos, videos, audios, mensajes de texto, videollamadas, emojis) a través de un dispositivo como el celular o la computadora. Si bien ayuda a experimentar con la sexualidad, hay que ser cuidadoso y tomar recaudos para que el juego no se convierta luego en un mal momento.
«Si no te sentis cómodo, no lo hagas. Respetá tus límites», advierte a Con Bienestar el sexólogo Federico Rinaldi (M.N. 46.757). Existe una guía para tener sexo virtual seguro publicada en el portal de la Fundación Huésped donde se aconseja cómo cuidar la privacidad propia y la de la otra persona. Principalmente, recomiendan lo siguiente:
– No es obligatorio: Si no hay suficiente confianza, es mejor no acceder.
– Debe haber consentimiento: Antes de enviar fotos o videos subidos de tono, la otra persona debe estar avisada.
– La protección es mutua: En internet ,hay muchas personas que fingen ser alguien que no son. Hay que asegurarse que la persona que reciba el contenido sea alguien conocido, con quien hay confianza, y esté dispuesta a cuidar la privacidad de ambos.
«Es mejor que no se vea el rostro cuando envían una foto. Del mismo modo, tratar de que no aparezcan en las imágenes rasgos que puedan identificar a la persona, como marcas de nacimiento, tatuajes, lunares o cicatrices. Del mismo modo, si se graba un video, que sea sin sonido para que no puedan reconocer la voz», sugiere Rinaldi.
Es importante revisar bien antes de enviar un contenido para estar seguros de que lo que se manda es exactamente lo que se quiere.
Otra sugerencia es evitar el uso de redes Wi-Fi para el envío de los mensajes. De ese modo, se reducen las chances de que los archivos sean vulnerables al hackeo. El compañero de sexting debe tener la misma precaución.
«Para excitar al otro no es necesario enviar mensajes explícitos, sino sugerentes. Las imágenes no tienen por qué ser de zonas íntimas. El hombro, el cuello, el ombligo pueden ser muy erotizantes y no comprometen en el caso de que se difundan», recomienda el sexólogo.
Otro recurso para «ser sugerente» es jugar con las sombras y con la falta de definición de las imágenes.
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