La cantidad de horas, las etapas, el horario, la calidad y la frecuencia son algunos de los factores más importantes a tener en cuenta
En el mundo se estima que el 40% de la población tiene algún problema asociado al sueño. Este porcentaje extremadamente alto, nos obliga a conocer más acerca de esto que todos hacemos y sin embargo conocemos tan poco.
Siempre buscamos mejorar en todos los aspectos. Por ejemplo, la nutrición y el ejercicio son dos constantes en nuestras vidas. Ahora, cuando nos referimos al sueño es sorprendente que aún estemos hablando de cuántas horas hay que dormir que es como preguntarle a un nutricionista cuánta comida hay que comer.
El sueño, o mejor dicho el descanso, tiene múltiples variables. La cantidad, las etapas, el horario, la calidad y la frecuencia son algunos de los factores más importantes. La clave es priorizar el descanso por sobre las demás actividades.
Está comprobado que pocas horas de sueño pueden afectar varios aspectos de nuestra vida: altera la conducción cardíaca, el sistema inmune, la memoria, la fijación de ideas, es decir el aprendizaje, el humor, la tensión arterial; aumenta el peso y la probabilidad de desarrollar diabetes.
Conocer el problema
Hoy, nuestro estilo de vida no colabora para que tengamos una agenda de sueño ideal ni mucho menos. El estrés, las largas jornadas laborales, los horarios de trabajo de noche o rotativos, la vida social nocturna y los vuelos a otros países nos predisponen casi obligatoriamente a “cortar el hilo por lo más fino” y terminamos reduciendo las horas de sueño.
En la semana solemos dormir poco y descansar más los sábados y domingos. Pareciera lógico a primera vista, pero es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer. Por eso, primero hay que conocer el problema antes de iniciar cualquier tratamiento. Para esto, es fundamental poder calificarlo: básicamente determinar si la calidad de nuestro sueño es buena o mala.
Habitualmente la gente suele creer que si durmió muchas horas es mejor, sin embargo, nos sorprenderá el hecho de que cuanto más dormimos más cansados nos levantamos. Buscar que el sueño sea “reparador” es fundamental. Con esto nos referimos a que es más importante la calidad que la cantidad aunque hay que reconocer que la conjugación de ambas será la que nos hará sentir bien o mal al día siguiente.
En caso que se tengan más dudas acerca de cómo evaluar la calidad de sueño se deberá utilizar una escala mundialmente reconocida llamada la escala de somnolencia Epworth que sirve para evaluar la excesiva sensación de sueño diurno. Consta de pocas preguntas en las cuales se deberá evaluar entre 0 y 4 (menor a mayor) las probabilidades de dormirse en las situaciones nombradas. En caso que la suma de las respuestas dé mayor a 10 se considera que hay gran posibilidad de sufrir algún trastorno de sueño y debe ser estudiado.
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