Los resultados reflejan las nuevas necesidades que vienen con el tiempo y la experiencia, A medida que maduramos, nuestra supervivencia depende cada vez menos del apoyo materno y más de nuestras afiliaciones grupales con compañeros.
Los cerebros de los niños pequeños están especialmente sintonizados con las voces de sus madres. En cambio, en los adolescentes inmersos en su típica rebeldía, cambian de “frecuencia”.
Esa conclusión, descrita en el Journal of Neuroscience, puede parecer obvia para los padres de adolescentes, como sucede con el propio neurocientífico Daniel Abrams de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, una institución privada estadounidense. “Yo mismo tengo dos adolescentes, y es una especie de resultado divertido”, reconoce.
El hallazgo a su vez puede reflejar algo mucho más profundo que una variación. A medida que los niños crecen y expanden sus conexiones sociales más allá de su familia, sus cerebros necesitan estar en sintonía con ese mundo en crecimiento. “Así como un bebé está sintonizado con una madre, los adolescentes tienen toda esta otra clase de sonidos y voces que necesitan sintonizar”, dice Abrams.
Él y sus colegas escanearon los cerebros de jóvenes de 7 a 16 años mientras escuchaban las voces de sus madres o mujeres desconocidas. A medida que los niños y adolescentes escuchaban, ciertas partes de sus cerebros se activaban.
Experimentos anteriores de Abrams y sus colegas han demostrado que ciertas regiones del cerebro de los niños de 7 a 12 años, particularmente aquellas partes involucradas en la detección de recompensas y la prestación de atención, responden más fuertemente a la voz de la madre que a la voz de una mujer desconocida. “En la adolescencia, mostramos exactamente lo contrario de eso”, remarca Abrams.
La voz materna ocupa un lugar especial en el cerebro de los chicos, pero solo hasta la adolescencia
En estas mismas regiones del cerebro en adolescentes, las voces desconocidas provocaron mayores respuestas que las voces de sus madres. El cambio de preferencia parece ocurrir entre los 13 y los 14 años.
Las áreas cerebrales adolescentes
No es que estas áreas cerebrales adolescentes dejen de responder a la madre, dice Abrams. Más bien, las voces desconocidas se vuelven más gratificantes y dignas de atención.
Y así es exactamente como debería ser, asegura Abrams. Conocer nuevas personas y situaciones es un sello distintivo de la adolescencia. “Lo que estamos viendo aquí es puramente un reflejo de este fenómeno”.
Las voces pueden transportar señales poderosas. Así, en 2011, cuando las niñas estresadas escucharon las voces de sus madres por teléfono, sus hormonas del estrés disminuyeron, según encontraron la antropóloga biológica Leslie Seltzer de la Universidad de Wisconsin-Madison y sus colegas. No ocurre lo mismo con los textos de sus madres.
El cambio del cerebro hacia nuevas voces es un aspecto de la maduración saludable. (Foto: Adobe Stock)
El cambio del cerebro hacia nuevas voces es un aspecto de la maduración saludable. (Foto: Adobe Stock)
Una cuestión de supervivencia
Los resultados actuales apoyan la idea de que el cerebro cambia para reflejar las nuevas necesidades que vienen con el tiempo y la experiencia, afirma Seltzer. “A medida que maduramos, nuestra supervivencia depende cada vez menos del apoyo materno y más de nuestras afiliaciones grupales con compañeros”.
No está claro cuán universal es este cambio neuronal. El hallazgo podría cambiar en varias relaciones madre-hijo, incluidas aquellas que tienen diferentes estilos de crianza, o incluso un historial de negligencia o abuso, aclara Seltzer.
Entonces, mientras que los adolescentes y los padres a veces pueden sentirse frustrados por los mensajes perdidos, anímense, dice Abrams. “Esta es la forma en que el cerebro está conectado, y hay una buena razón para ello”.
- Raro
- Asqueroso
- Divertido
- Interesante
- Emotivo
- Increible