Cuál es la diferencia entre la ansiedad y los ataques de pánico

El llamado ataque de pánico o trastorno de pánico consiste en la aparición repentina, abrupta e inesperada de síntomas físicos cognitivos y conductuales de una duración breve de hasta una hora con un pico máximo a los 10 minutos. Suele presentarse con mayor frecuencia durante la adolescencia tardía o la adultez aunque puede manifestarse también en la adolescencia temprana.

“De manera súbita y espontánea, la persona con un ataque de pánico experimenta manifestaciones características como sensación de falta de aire, ahogo, palpitaciones, taquicardia, dolor en el pecho, molestias abdominales, nausea, mareo, temblor, escalofríos u oleadas de calor, sudoración, hormigueo o entumecimiento, irrealidad del entorno o de uno mismo. Estos síntomas físicos van acompañados generalmente de miedo intenso a perder el control, a morir o a enloquecer. Una persona puede tener un ataque de pánico o varios con frecuencias variables. Pueden ocurrir en diversos trastornos psiquiátricos. Pueden ser además situacionales, es decir acontecidos ante determinados sucesos o situaciones”, explica el Dr. Francisco Doria Medina, jefe de la clínica de ansiedad del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).

Cuando la persona presenta varios ataques espontáneos, inesperados y recurrentes, entonces esta sufriendo un Trastorno de Pánico. El desarrollo del trastorno de pánico tiene sus orígenes en la experiencia del ataque de pánico inicial espontáneo. A medida que se hacen más frecuentes y recurrentes, el paciente desarrolla una preocupación intensa acerca de la ocurrencia y consecuencia de futuros ataques. Este temor se llama ansiedad anticipatoria. La consecuencia de esta preocupación persistente es una tendencia a evitar situaciones en las que el paciente las valora como relacionadas a ataques previos o futuros. Un factor primordial en esta conducta evitativa es la creencia de que escapar de estas situaciones será difícil o vergonzoso.
Según el especialista, “como consecuencia de la creencia de que escapar a las situaciones será difícil, se evitan los intentos de afrontar estas situaciones. Esta conducta puede agravarse y generalizarse a múltiples situaciones que llevan al paciente a aislarse, incapacitándolo a salir o haciendo necesario el acompañamiento permanente de alguien que le brinde reaseguro. Esta forma de conducta evitativa severa se llama agorafobia. Si bien la agorafobia aparece asociada a los ataques de pánico, pueden existir las crisis sin agorafobia y, aunque con mucha menor frecuencia, agorafobia no asociada a ataques de pánico”.

Causas, síntomas y diagnóstico

Diversas investigaciones coinciden en una combinación de una predisposición heredada con distintas situaciones de stress a lo largo de la vida como la causa del desarrollo del trastorno. “El paciente con pánico aprende a estar siempre a la expectativa de que aparezcan nuevas crisis, vigilante de los latidos de su corazón y de las señales viscerales más mínimas lo que también lo predispone a sufrir nuevas crisis. No todas las personas que experimentan ataques de pánico van a desarrollar un trastorno de pánico. Hay personas que sólo experimentan una crisis de pánico en su vida sin repetirlo luego. Los distintos factores causales del TP determinan una sobreactivación de ciertas áreas cerebrales encargadas del procesar las emociones (sistema límbico, incluye estructuras como la amígdala, el hipocampo y el locus ceruleus). En última instancia en cada crisis de pánico ocurre una descarga episódica del sistema simpático con liberación de noradrenalina lo que se traduce en varias de las manifestaciones físicas y psíquicas de las crisis de pánico (respuesta al miedo). Las investigaciones demuestran que numerosos neurotransmisores funcionan inadecuadamente en el TP”, explica el doctor.

Síntomas característicos:
 falta de aire
 ahogo
 palpitaciones
 taquicardia
 dolor en el pecho
 molestias abdominales
 nausea
 mareo
 temblor
 escalofríos u oleadas de calor
 sudoración
 hormigueo o entumecimiento
 irrealidad del entorno o de uno mismo
 miedo intenso a perder el control, a morir o a enloquecer

El diagnóstico se realiza a partir de la determinación de los síntomas que conforman el Trastorno de Pánico descriptos anteriormente. Deberán estar presentes los ataques de pánico, la ansiedad anticipatoria, la evitación y generalmente la agorafobia. Según el Dr. Doria Medina, “en varias ocasiones, la persona consulta al medico general o a salas de guardia tras los primeros ataques, interpretando erróneamente que alguna enfermedad medica grave le esta ocurriendo. A veces se posterga el diagnostico en base a exámenes médicos numerosos y exagerados o ante la respuesta del profesional “Ud. no tiene nada”. Siempre es necesario descartar la presencia de alguna enfermedad médica que explique los síntomas pero el diagnóstico debe ser positivo, es decir, a partir del cuadro clínico típico del Trastorno de Pánico. En algunas ocasiones, el trastorno de pánico esta asociado a enfermedades médicas como gastrointestinales, respiratorias, cardiovasculares o neurológicas y merece tratamiento específico”.

Tratamiento

La ausencia de tratamiento de estos síntomas puede llevar al aislamiento y la depresión afectando la vida social, familiar, académica y laboral del paciente. El Trastorno de pánico provoca discapacidad y deterioro del funcionamiento general de quien lo padece. Según el especialista, “las herramientas básicas y con mejores resultados según reportan investigaciones internacionales son: la farmacoterapia y la psicoterapia cognitivo conductual, combinadas. Dentro de la primera, los fármacos de elección son antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina por tener un perfil benigno de efectos adversos, seguridad y por su ausencia de potencial de dependencia. También pueden utilizarse ansiolíticos como las benzodiasepinas de alta potencia, que tienen una acción rápida y buena tolerancia pero estos fármacos deben utilizarse por un tiempo determinado ya que pueden generar dependencia. Dentro de la segunda, la psicoterapia cognitivo conductual, se cuenta la educación e información del paciente (psicoeducación), el trabajo sobre la modificación de sus temores y la exposición a situaciones que desencadenan las crisis”.

Como en general con este tipo de afecciones, un punto crucial es la información brindada al paciente, un paciente informado es fundamental para una buena evolución. “Es importante poder lograr el diagnóstico temprano del paciente en consultorios clínicos y la derivación oportuna al psiquiatra especialista en Trastornos de Ansiedad para un trabajo conjunto que redunde en un mejor pronóstico y evolución”.

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