Dormir juntos no es una obligación y el sleep divorce puede ser una excelente elección para mejorar la salud.
Que una pareja duerma en camas separadas podría asociarse como un signo de conflictos matrimoniales o de pareja. Pero no es así. Esta forma de dormir puede ser una elección que mejore la salud y la relación.
Si bien no es algo nuevo, ya que esto sucedía antes en las clases altas, es algo que está ganando cada vez más terreno en distintas partes del mundo. Los motivos pueden ser los mismos que cualquier pareja piensa pero que no se anima a poner sobre la mesa por miedo a cómo puede reaccionar el otro.
“A medida que los seres humanos nos sentimos más libres nuestros hábitos se van modificando, se hacen menos estructurales. Antes el dormir juntos era una obligación. Si bien uno quería, se imponía como una obligación. Ahora ya no cae mal socialmente decir que dormimos en camas separadas”, explica a Con Bienestar María Bernarda Romero (M.N. 40352), licenciada en psicología con especialidad en salud sexual y sexología clínica.
Los motivos
Ronquidos, movimientos nocturnos, televisión, calor corporal o incluso cuando una persona llega después que la otra se acostó y la despierta. Muchos pueden ser los motivos que inviten a pensar en un sleep divorce (divorcio de dormitorio).
El porcentaje de británicos, por ejemplo, que duermen en camas separadas subió de un 8 a un 12 por ciento en cinco años (de la primera encuesta en 2013 a la del 2017), y casi una de cada cuatro parejas eligen llevar a cabo esta práctica al menos algunas veces a la semana, según indica un estudio elaborado por el Sleep Council británico a cinco mil personas.
Por el lado de los estadounidenses, son una de cada diez parejas que eligen esta forma a la hora de dormir, además, el 26 por ciento de los encuestados afirmaron dormir mejor solos. Entre los motivos: mejor calidad de sueño y un potencial incremento en las relaciones sexuales, según indica una investigación del Better Sleep Council de 2012.
En general esto sucede en las parejas grandes, con más años de casados. “Los motivos pueden ser, principalmente, por comodidad, o para no molestar al otro con los ronquidos, o para prevenir si hay alguna enfermedad. Otro poco también por la falta de deseo. Ya no es como cuando se era joven, que uno necesita estar más pegado al otro, baja el deseo sexual”, describe Romero, miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH).
Particularmente, los chicos jóvenes van más allá en este tema. “Hoy en día tampoco quieren el compromiso de levantarse todos los días con la misma persona, o levantarse con alguien. A veces en el consultorio escucho gente que me plantean esos pensamientos”.
“No lo veo como una moda sino como que cada vez somos más libres de elegir cómo queremos vivir sin estar condicionados al qué dirán», explica Romero.
El doctor Neil Stanley, experto en trastornos del sueño, viene realizando diversas investigaciones sobre esto hace 35 años, y afirma ser el “principal defensor mundial de camas separadas”. Él no solo duerme de esta manera, sino en una habitación diferente a la de su pareja, según indica el portal Daily Mail.
En 2005 fue coautor de un estudio en el que las parejas usaban un dispositivo que controlaba la vigilia y el movimiento mientras dormían: los resultados mostraron que cuando un compañero se agitaba, el otro también. «De hecho, un tercio de los trastornos del sueño son causados por tu pareja». Lo que genera que el impacto de esto en la salud personal y en la de la pareja puede ser enorme.
“No lo veo como una moda sino como que cada vez somos más libres de elegir cómo queremos vivir sin estar condicionados al qué dirán. Antes las parejas pensaban ‘¿cómo le voy a decir a mi mamá que duermo en camas separadas con mi marido?’, ahora cada vez se toma más natural”, explica licenciada Romero.
Además, indica que tiene que ver con “las libertades y lo desestructurada” que está la pareja ahora. “Cuanto mayor es el grado de compromiso e intimidad, más confianza y más libres nos sentimos, podemos realmente hacer lo que tenemos deseo de hacer, sin estar condicionados por la cultura”, reflexiona.
Más allá de los efectos netos sobre el sueño, dormir juntos influye en el funcionamiento diurno de la pareja, como así también en la actividad sexual, la satisfacción conyugal, la salud física y psicológica, según un análisis publicado en 2016 sobre estudios anteriores, realizado por la Universidad de Paracelsus en Alemania.
En esta misma línea, sostienen que los inconvenientes para dormir y los conflictos de pareja tienden a ocurrir de manera simultánea, que uno va de la mano del otro.
La investigación también sugiere que aquellos que duermen mal tienen tasas más altas de divorcio, carecen de empatía y son más discutidores. «La falta de sueño afecta el rendimiento, las relaciones, aumenta el riesgo de accidentes y, a largo plazo, se asocia con un aumento de peso, diabetes tipo 2 y depresión», agrega el doctor Stanley.
¿Dormir en habitaciones separadas podría tener un efecto negativo en la vida sexual? Aparentemente no. De hecho, puede mejorar, ya que dormir separados significa que el sexo se vuelve más intencional. Además, los impedimentos despiertan el deseo sexual, eso puede jugar a favor.
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