No siempre es fácil, no nos han enseñado a hacerlo, pero hay ciertos conceptos básicos de autocuidado, autoconsideración y autocompasión que podemos desarrollar desde hoy.
Si te resulta más fácil ser tu peor crítico que ser considerado con vos mismo, no estás solo. Tal vez pienses cosas hirientes sobre vos o te insultes verbalmente. Probablemente no te des el tiempo suficiente para descansar, comas mal y abuses de sustancias que dañan tu cuerpo o, quizás, simplemente estás más preocupado por complacer a los demás que hacer cosas buenas por vos. Experimentar esto es común, y hasta cierto punto normal, la buena noticia es que podemos aprender a tratarnos mejor si ponemos un poco de atención en los pequeños detalles cotidianos.
Tratarse bien a uno mismo no es una tarea fácil. No nos han enseñado a hacerlo. Hemos sido educados para tratar bien y ser considerados con los demás para poder encajar y relacionarnos fácilmente en la sociedad, dejando de lado la valiosa misión de cultivar nuestro propio bienestar. ¿Cuántas veces nuestros padres nos han exigido tratar bien o hacer cosas por los demás por encima de nuestra propia felicidad o comodidad? Seguramente en más de una ocasión.
Nuestros padres y figuras de autoridad en la mayoría de las ocasiones juegan un papel importante en la manera en la que nos evaluamos y nos permitimos fallar a lo largo de nuestra vida. “La forma en la que nuestros padres nos han hecho sentir, el valor que nos han brindado como personas, la imagen que ellos nos proporcionaron de nosotros mismos, y el modo en el que nos hablaban en los primeros años son clave en la manera de tratarnos cuando crecemos”, explica Ana De la Mata, psicóloga del centro psicológico Cepsim Madrid. Es decir, la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos es una especie de extensión de lo que sentimos cuando éramos pequeños.
Para una persona muy joven esto puede parecer exagerado, ya que en la actualidad a los chicos les enseñan en la escuela algunos valores fundamentales de autoestima; algunos padres también tratan de inculcar estas virtudes de autocuidado en sus hijos. Sin embargo, para una persona adulta o mayor, el tratarse bien y ser realmente considerado consigo mismo no siempre es algo que tenga interiorizado conscientemente, en el pasado no era un tema fácil de tratar.
Para entender el arte de tratarse bien a uno mismo podríamos empezar por descubrir por qué es importante hacerlo. El filósofo español Fernando Savater, autor de La ética como amor propio, sostiene que el amor propio (entiéndase como el origen de tratarse bien a uno mismo), es el inicio de toda moral (el conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano). Savater explica que como sociedad nos hemos visto influenciados por ese elemento renunciativo de las creencias religiosas, que argumentan que hay que preferir y alabar siempre al prójimo, cuando lo que hay que hacer es preferirse a uno mismo en relación con el otro, como una forma de expresar su libertad, puesto que uno mismo es un ser social que tiene su propia identidad completa.
Para aprender a tratarnos mejor es importante tener en cuenta que existen conceptos básicos de autocuidado y autoconsideración que podemos desarrollar desde hoy. La base, como asegura Savater, es el amor propio, algo que no debemos confundir con ser narcisista o con enamorarnos de nosotros mismos basados en el ego. Para entender mejor este concepto primero podemos imaginarnos qué hacemos cuando realmente queremos a alguien más: procuramos su felicidad, lo ayudamos, lo hacemos sentir bien, nos gusta su compañía y lo aceptamos tal y como es, sea imperfecto o grandioso. Tratarse bien a uno mismo es aplicar todos conceptos de amor con nosotros mismos.
La autocompasión, que a menudo se confunde con esa falsa idea de sentir lástima por uno mismo o tener una autoestima baja, es en realidad, una poderosa herramienta a la hora de empezar a tratarnos mejor. Desarrollar la autobondad, un aspecto importante de la autocompasión, significa ser amables y comprensivos con nosotros mismos, sobre todo ante nuestros fallos y errores. “El permitirnos fallar es una habilidad que, por suerte, podemos ir actualizando. Todos fallamos y fallaremos en algún punto de nuestras vidas, debemos interiorizarlo, ya que es algo normal, humano, y, a veces, muy necesario para aprender lecciones”, explica Ana de la Mata.
En los momentos de autoexigencia exacerbada, la autocompasión también puede ser una gran aliada. “Si bien ser autoexigentes con nosotros mismos nos impulsa a lograr nuestros deseos y ambiciones no podemos caer en el exceso, porque lejos de exigirnos nos estaríamos maltratando. Debemos retarnos sanamente, tomando en cuenta nuestras propias posibilidades y deseos y no los deseos que los demás tienen por nosotros”, dice De la Mata.
El uso del lenguaje es muy importante en el largo camino de aprender a tratarse bien. Es común, y hasta cierto punto normal, que en algunas ocasiones nos hablemos ‘mal’ a nosotros mismos, lo hacemos de manera inconsciente. No podemos hablarnos y ser amorosos con nosotros mismos todo el tiempo, ya que podríamos entrar en la positividad tóxica (cuando una actitud positiva se utiliza para enmascarar emociones negativas). Sin embargo, no debemos abusar de las palabras hirientes e insultarnos constantemente.
Nadie insulta a quien realmente quiere y trata bien, ¿no? Hablarnos y pensar mal sobre algunos aspectos personales (ya sean físicos o mentales), y reiterarlo constantemente, puede hacer que realmente terminemos creyéndolo. Algunas investigaciones aseguran que el cerebro dota de verosimilitud todo aquello que se le reitera constantemente. “El cerebro está convencido de ver otras cosas, que están totalmente fuera de la realidad, y trata de enfocarse solo en las cosas que considera malas o erróneas. Así nos engaña, nos enfoca y nos lleva a tratarnos negativamente porque no logramos enfocarnos en las cosas buenas que sí tenemos”, explica De la Mata.
Fomentar el autocuidado es algo primordial si deseamos tratarnos mejor. Esto implica desarrollar un estilo de vida más saludable y adecuado. Dormir y descansar las horas suficientes, por ejemplo, al igual que alimentarnos bien de acuerdo a nuestro peso, edad, y forma de vida, no abusar del alcohol, o tabaco, también es otra forma de aprender a cuidarnos a nosotros mismos. Darnos un tiempo de recreación, reconectar con lo que realmente nos gusta hacer, conservar nuestras aficiones, y relacionarnos con gente que nos aporte algo positivo a nuestra vida es ser considerados con nosotros mismos, al igual que invertir en un psicólogo o terapeuta adecuado es un camino que nos llevará a tratarnos bien.
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