Poco se sabe de las virtudes reales de esta legumbre. Por qué prolonga la vida y qué enfermedades evita.
Muchas personas consideran que el maní es un fruto seco, pero en realidad, pertenece a la familia de las legumbres, como la soja y las lentejas. Además, es muy común la creencia de que el maní no tiene tanto valor nutricional como los verdaderos frutos secos, como las almendras y las nueces. Sin embargo, el maní tiene los mismos beneficios para la salud que los frutos secos y es importante no pasarlo por alto como alimento nutritivo.
Según un estudio publicado en Journal of Food Science and Technology, el maní tiene compuestos como resveratrol, que está asociado a la prevención del envejecimiento prematuro y a promover la longevidad. También tiene fitoesteroles, que permiten bloquear la absorción de colesterol y coenzima Q10, elementos reconocidos por tener propiedades para prevenir enfermedades crónicas.
El maní, además, aporta una gran cantidad de ácido fólico, que favorece la ovulación antes del embarazo y en mujeres embarazadas, ayuda al desarrollo normal del bebé. Se ha demostrado que la ingesta de maní durante el embarazo puede prevenir malformaciones y problemas de gestación.
Se trata de un producto que tiene un perfil graso amigable y saludable, es decir que favorece una disminución del colesterol total sanguíneo y del colesterol LDL (conocido como “colesterol malo”), a la vez que puede incrementar el colesterol HDL (el “colesterol bueno”). Si bien el maní tiene muchas cantidades de grasa, ayuda al hígado a equilibrar su funcionamiento y al páncreas a procesar más fácilmente el azúcar. Además, es un nutriente rico en fibra natural y es especialmente saludable para el corazón y el sistema digestivo, lo que disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas o de colon.
Otra de las funciones del maní es que puede funcionar como antidepresivo. Los especialistas afirman que consumir un cuarto de taza de maní al día ayuda a generar niveles altos de serotonina en el cerebro, que se traduce en un equilibrio hormonal. Su alto contenido energético ayuda a disminuir la sensación de debilidad, cansancio y apatía.
Pero como todo, su consumo en exceso puede ser perjudicial. Los expertos recomiendan comer un puñado de maní al día. “Las porciones sugeridas dependen de los requerimientos nutricionales de cada persona, pero se recomienda alrededor de un puñado por día. Se puede consumir en ensaladas, como snack o procesado como crema de maní”, advirtió Fahey.
El maní se puede comer crudo, es decir directamente de la cáscara. Sin embargo, también es importante que los consumidores sepan que cuando se tuesta, el maní proyecta sus antioxidantes y eso hace que sea más rico. Como gran parte de la composición de este alimento es grasa insaturada, no es necesario añadir aceite a la hora de tostarlos.
A pesar de todos los beneficios para la salud que aporta el maní, es importante señalar que en algunas personas pueden generar alergias. Las reacciones alérgicas pueden incluir reacciones cutáneas, sensación de hormigueo dentro y alrededor de la boca y la garganta, problemas digestivos y falta de aliento, y pueden presentarse algunos minutos después de la exposición.
“La alergia al maní es la causa más común de la anafilaxis inducida por alimentos, una emergencia médica que requiere un tratamiento con un autoinyector de epinefrina y el correspondiente traslado a una sala de emergencias”, aseguran los expertos.