Esta visto como una debilidad, pero animarse a bajar la guardia es una verdadera osadía. Es un acto de humildad, una entrega y una verdadera muestra de fe.
Rendirse está mal visto. Nos enseñaron que si renunciamos nos convertimos automáticamente en fracasados. Si no logramos resultados grandiosos, somos mediocres. Si no llegamos a la meta, no tuvimos suficiente voluntad ni osadía. La cultura del esfuerzo, de la productividad, y del logro como medida de quienes somos, nos hizo mucho daño.
Si nos rendimos somos cobardes y tibios. Mandatos como estos nos fueron haciendo sentir cada vez más miserables, insuficientes y por supuesto, culpables. Las imposiciones de un tiempo pervertido de ego, individualismo, éxito y falsa realización nos dañaron más de lo que creemos y nos alejaron de aquello que somos en verdad.
La rendición es una actitud interna y es el primer paso para que “lo correcto” suceda.
Sin embargo, cuando los momentos de crisis se precipitan, nos dejan desnudos frente a lo que es y nos obligan a cuestionarlo y cuestionarnos todo. Inicialmente seguimos con las recetas aprendidas, e intentamos “superarlo”, » soltarlo”, encontrar un culpable y hacemos muchos malabares intentando cambiar para que nada cambie. En estas acciones, muchos encuentran un consuelo o un alivio momentáneo. Pero no es nada más que eso. La crisis vital arremete con fuerza de nuevo.
Cuando estamos en esos estados de desesperación, angustia, tristeza y desolación, es muy difícil ver con claridad otros caminos posibles. Todo lo que hagamos desde esos estados probablemente termine mal. Por eso, tal vez, para muchos de nosotros, la respuesta sea finalmente rendirse ante lo que es. Rendirse es una verdadera osadía, es un acto de humildad, una entrega y una verdadera muestra de fe.
Rendición no es resignación
Rendición no es victimización
Rendición no es negación
Rendirse no es inacción
Rendición no es indiferencia.
Rendición no es cobardía.
Hace algunos años Eckhart Tolle escribió un texto llamado La sabiduría de la rendición.
Sus palabras son de gran ayuda para entender que realmente la rendición es una actitud interna y es el primer paso para que “lo correcto” suceda. Tolle, uno de los autores más leídos de este tiempo, con la simpleza y la contundencia de los que portan verdadera sabiduría escribe:
“Es la calidad de tu conciencia en este momento lo que más determina el futuro que experimentarás. Así que rendirte es lo mejor que puedes hacer para traer cambios positivos. Cualquier acción es secundaria. Ninguna acción verdaderamente positiva puede surgir del estado de conciencia de no-rendición”.
Para algunas personas, “rendirse” puede tener connotaciones negativas: derrota, abandono, fracaso ante los retos de la vida, volverse letárgico, etc. Sin embargo, la verdadera rendición no tiene nada que ver con eso. No significa que tolerar pasivamente cualquier situación en la que estés y no hacer nada al respecto. Ni tampoco significa dejar de planificar cosas o de realizar acciones positivas. “Rendirse es la simple pero profunda sabiduría de ceder, en lugar de oponerse al flujo de la vida. El único lugar en el que puedes experimentar el flujo de la vida es el Ahora”, escribe Tolle.
¿Qué es rendirse entonces?
Sobre la esencia de este acto afirma: “Rendirse es aceptar el momento presente de manera incondicional y sin reservas. Es decir, renunciar a lo que interiormente se resiste a lo que es. La resistencia interior es decir ‘no’ a lo que es, a través de juicios mentales y negatividad emocional. Se nota más cuando las cosas ‘van mal’, lo que significa que hay una brecha entre lo que la mente pretende y lo que es. Esta brecha es el dolor”.
La rendición es interior
“La rendición es un fenómeno puramente interior. Esto no significa que no puedas intervenir en lo exterior o cambiar la situación. De hecho, no es la situación en general lo que debes aceptar cuando te rindes, sino el pequeño segmento llamado ‘el ahora’”, señala el autor.
“Por ejemplo, si te encontraras atascado en el barro, no vas a decir: ‘Bueno, me resigno a estar atascado en el barro’. La resignación no es lo mismo que la rendición”.
“No necesitas aceptar una situación indeseable o desagradable, ni tampoco mentirte a ti mismo y decir que todo está bien. No. Reconoces totalmente que quieres salir de esta situación y limitas tu atención al momento presente, sin etiquetarlo mentalmente”.
Esto significa que no hay juicios mentales sobre el Ahora, y por consiguiente, no hay resistencia ni negatividad emocional. Aceptas que este momento ya es como es. Luego actúas y haces todo lo que esté a tu alcance para salir de la situación.
¿Qué nos sucede cuando no nos rendimos?
“La no-rendición endurece a tu forma psicológica, el caparazón del ego, creando un fuerte sentido de separación. El mundo que te rodea y en particular la gente, se perciben como una amenaza. Surge la compulsión inconsciente de destruir a los demás juzgándolos. Como así también surge la necesidad de competir y dominar. Incluso la naturaleza se vuelve un enemigo, y tus percepciones e interpretaciones son gobernadas por el miedo.”
La rendición es un estado
“La rendición es perfectamente compatible con realizar acciones, iniciar cambios o lograr objetivos. Pero en el estado de rendición, una energía totalmente distinta, una calidad distinta, fluye en tu hacer. La rendición te reconecta con la fuente de energía del Ser. Y si tu hacer está impregnado de Ser, se convierte en una alegre celebración de energía de vida que te lleva más profundamente hacia el ahora”, afirma.
Cuando al fin nos rendimos
A través de la no-resistencia, la calidad de tu conciencia y, por consiguiente, la calidad de lo que sea que hagas o estés creando, mejora de manera inconmensurable. Los resultados entonces, vendrán solos y reflejarán esa calidad. A esto lo podemos llamar “acción proveniente de la rendición”.
En el estado de rendición, ves claramente lo que hay que hacer. Y actúas haciendo una cosa a la vez y enfocándote en una sola cosa a la vez. Aprende de la naturaleza, mira como todo se desarrolla y como el milagro de la vida se despliega sin insatisfacción.
“Esto no significa que no debas hacer planes, puede que planear algo sea lo único que puedes hacer ahora. Pero asegúrate de no estar corriendo tras películas mentales que continuamente te proyectan hacia el futuro y te hacen perder el Ahora. Puede que las acciones que realices no den fruto de manera inmediata; hasta que lo hagan, no te resistas a lo que es. Si no hay nada que puedas hacer, y no puedes irte de la situación, úsala para entrar más profundamente en la rendición, en el Ahora, en el Ser”.
“No confundas la rendición con una actitud de: ‘Ya nada puede molestarme’ o ‘ya no me importa’. Si miras más de cerca, verás que estas actitudes están contaminadas de negatividad en la forma de resentimiento oculto, de manera que no es rendición sino resistencia enmascarada”.
“Cuando entras a esta eterna dimensión del Presente, el cambio suele presentarse de manera extraña, sin requerir mucho de tu parte. La vida se torna servicial y colabora. Si son factores internos como el miedo, la culpa o la pereza los que te impiden actuar, se disolverán a la luz de tu presencia consciente”.
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