Muchas personas se replantearon estos últimos años apostar por nuevos comienzos. Psicólogos explican si los cambios drásticos sirven para reiniciar la mente e intentar ser más felices.
Empezar de cero no es fácil. No muchos se atreven a renunciar a la famosa comodidad que poco a poco van construyendo para sí mismos. Algunos dicen que somos seres de costumbres y que nos cuesta mucho cortar de cuajo y salir de la zona de confort. Sin embargo, la pandemia ha despertado en mucha gente la necesidad de cambio, de un refresh o nuevo comienzo, es decir, de un aire nuevo.
“La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y a países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura”, dijo Albert Einstein, uno de los científicos más relevantes del siglo XX.
Muchos, ante la urgencia económica, dejaron o pretenden irse del país, cansados y enojados por la inestabilidad, la incertidumbre y la eterna pelea política. Otros decidieron cambiar de hábitos y optar por una vida más saludable. Algunos renunciaron a sus trabajos para apelar a la creatividad y animarse a incursionar en nuevos negocios relacionados con aquello que realmente les apasiona y les gusta de verdad, algo que antes de la crisis sanitaria mundial quizás no hubieran hecho.
En tanto, otros habrán cortado con relaciones o vínculos tóxicos o poco recíprocos, o mismo, iniciado otros nuevos. Así hay decenas de ejemplos que nos muestran cómo cada etapa de la vida y contexto nos van llevando a los “temidos” cambios de vida, algunos motivados por la necesidad y otros por la propia voluntad.
La pregunta es: ¿cómo impacta en las emociones y en la salud psíquica el dar vuelta la página y empezar de nuevo? ¿Es bueno para la mente hacer cambios drásticos?
Empezar de cero, una decisión que crece entre los argentinos
El psicólogo clínico Andrés Alberto Spizzo (M.N. 47.729) explicó que “dar vuelta la página y empezar de cero, en alguna nueva actividad, en algún lugar alejado del mundo, suele ser un acto decisivo de personas inconformistas, que no están de acuerdo con su presente y sueñan (y se desvelan) con cambiarlo”.
Al respecto, el especialista profundizó: “Pensándolo desde los desarrollos del psicoanalista alemán Erich Fromm, este inconformismo es bastante cercano a la idea de libertad. Justamente, ese miedo a la libertad (tal cual el nombre de su obra cumbre), el hombre común lo exorciza conformándose a lo que la sociedad espera de él o cediendo sus decisiones a algún otro. Tanto conformismo, además, neurotiza, llena de ansiedad, de ira, deprime y, en ocasiones, lleva a envidiar a esas personas que deciden dar el salto”.
No obstante, precisó, ese salto a la libertad que implica tomar una decisión, sentirse vital y pleno, no suele ser tan sencillo. “Debes entrar a la guarida del tigre si quieres capturar a sus cachorros”, asegura el milenario dicho chino. Por eso, aseveró, “conviene tener un plan a la hora de toparse con el tigre”, parafraseó.
“Se trata de armar un plan que debe darse en el campo de las ideas. En la mente, allí donde estas anidan. Si queremos empezar de cero en algún otro lugar (el mundo curiosamente lo facilita, con posibilidades de homeworking y conectividad, por ejemplo), conviene que lo pensemos mucho. Porque la idea se puede llevar adelante solo cuando ha sido muy pensada y analizada, cuando está madura. Ahí es cuando puede hacerse palabra y, cuando finalmente es palabra clara, fácilmente podrá llevarse a la acción. Pero cuidado: si la idea no está madura, el tigre nos lo hará saber”, advirtió Spizzo.
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