Incontinencia urinaria, un problema que afecta la vida íntima y la social

Según la Organización Mundial de la Salud, unos 200 millones de personas padecen este problema que afecta principalmente a mujeres y adultos mayores. En el Día Internacional de la Incontinencia Urinaria, te contamos cuáles son las causas y los tratamientos recomendados.
La Incontinencia urinaria (IU) es una afección silenciosa, muchas veces considerada tabú, que afecta a 200 millones de personas en todo el mundo, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hoy, es el Día Internacional de la Incontinencia Urinaria, un problema más frecuente en mujeres y adultos mayores, y muchas veces ignorado por quienes lo padecen: se estima que el 50% de las personas que sufren este trastorno no acuden al médico y conviven con eso en silencio.

 

La incontinencia urinaria es la pérdida de orina involuntaria. Se caracteriza por la incapacidad de retener la orina y no tener control sobre el esfínter, ya sea como consecuencia o como síntoma de distintas enfermedades. Se conocen tres tipos: de esfuerzo, de urgencia y mixta. La primera tiene relación con las pérdidas de orina cuando se realiza una actividad física o esfuerzo y es más común en las mujeres. La segunda, afecta más a los hombres y está asociada a un deseo repentino e irreprimible voluntariamente. Y la mixta, que combina a las dos anteriores.

 

Hombres y mujeres
Las mujeres constituyen el grupo con más factores de riesgo para padecer incontinencia, en especial porque dos de las principales causas son exclusivas del sexo femenino: el parto y la menopausia. Una de cada 3 mujeres la padecen a partir de los 35 años, y aumenta a 1 de cada 2 después de los 40. La mayoría la sufre durante el esfuerzo que se hace al toser, reír, estornudar, realizar ejercicios físicos, levantar peso o bailar. Por pudor, tardan en promedio 6,5 años en hacer la consulta médica desde los primeros síntomas.

En el caso de los hombres, está relacionada con las cirugías de próstata y el envejecimiento. Uno de cada 4 padecen este síndrome a partir de los 40 años, y el 35% de ellos no conoce la existencia de productos específicos para tratar las pérdidas de orina. Así como las mujeres acuden al ginecólogo para hacerse chequeos de control periódicos a fin de prevenir enfermedades, ellos deberían frecuentar al urólogo, advierten los especialistas.

En el caso de las mujeres, este problema se debe principalmente al debilitamiento del suelo pélvico. El embarazo, la obesidad y la práctica de deportes de alto impacto, entre otros factores, pueden afectar esos músculos. Existen soluciones para minimizar sus efectos: para algunas, bastará con fortalecer la musculatura con rehabilitación mediante fisioterapia o kinesiología que mejorará la IU en un 70%. Otras, tal vez, requieran de una intervención quirúrgica. La valoración del tratamiento quedará a criterio del especialista.

Con Bienestar habló con el nefrólogo Eduardo Tanus (M.N. 39.231), quien explicó que hay entre un 30 y un 40% de mujeres que puede tener este problema en algún momento de sus vidas, generalmente después de los 30 años. En ese sentido, agregó: “En la tercera edad, el porcentaje es aún mayor”.

Para el especialista, la incontinencia urinaria se da por el proceso de excreción de la orina. “Hay un músculo en la vejiga que se debilita por muchos factores. Después de un embarazo, por ejemplo, ese músculo se relaja y eso produce la pérdida involuntaria de orina. Con el correr de los años, este problema empeora, sobre todo en personas con problemas neurológicos. Además, algunos alimentos irritantes como el café, el alcohol, la cebolla, entre otros, pueden empeorar el cuadro. Lo importante es que esto tiene solución. Existen varios tratamientos como el kinésico donde el especialista le enseña al paciente (sobre todo mujeres) a ejercitar los músculos de la pelvis y la vejiga para retener la orina. En los hombres, este problema es poco frecuente, excepto en los casos de adultos mayores”, explicó.

Otras de las causas pueden ser la infección urinaria y el prolapso (debilitamiento de los tejidos de todo el piso pélvico que arrastra hacia abajo la vejiga y otros órganos del cuerpo). “La primera se trata con antibióticos y la segunda con intervenciones quirúrgicas. Cuando la incontinencia es crónica, es porque, en general, el paciente padece problemas neurológicos. También ocurre en los adultos mayores, personas con diabetes, hipertensión, alzheimer y parkinson. Sin embargo, es un mito pensar que esto no se puede resolver. Hay mucha gente que piensa que hay que tomar menos líquido para evitar este problema y eso es erróneo ”, explicó el nefrólogo.

Por su parte, Carolina Suárez, especialista en Ginecología y Obstetricia (M.N. 132.981), dijo que el suelo pélvico es el conjunto de músculos y ligamentos antigravitatorios que se encuentran en la base de la pelvis. “Cabe destacar que un suelo pélvico debilitado no solo está ligado a la incontinencia urinaria, sino también al dolor al mantener relaciones sexuales, anorgasmias, prolapsos vaginales y de vejiga, y muchas otras patologías”, precisó.

En tanto, la kinesióloga Valentina Urbina (M.N.15.455), especialista clínica, insistió en que existen tratamientos para esta patología que son más eficientes cuanto antes comienzan a realizarse. “Los ejercicios de Kegel son simples y consisten en activar la musculatura del suelo pélvico como si tuviésemos la intención de contener la orina. De todas maneras, es importante consultar con un especialista en suelo pélvico para la correcta indicación”, comentó.

De acuerdo a Jorge Alberto Elías (M.N. 71.068), uroginecólogo y especialista en Medicina Regenerativa de Buenos Aires, hay tratamientos que se pueden realizar con aparatología específica. “Lo más efectivo para estos casos es una silla que permite tratar y fortalecer el suelo pélvico de forma no invasiva y en pocas sesiones. Mientras el paciente permanece vestido durante todo el procedimiento, ésta -a través de un campo electromagnético de alta intensidad- activa las neuronas motoras en el suelo pélvico contrayendo los músculos de la zona en profundidad. La misma equivale a hacer 11.200 ejercicios Kegel en una sola sesión. Este tratamiento regenera los tejidos musculares y neurales, tratando y previniendo los escapes de orina”, detalló.

Lo que hay que saber sobre la IU
Es un problema de salud, tal como lo definió la OMS en el informe Hygiene Matters, publicado por Essity y realizado bajo el auspicio de la Asamblea General de la ONU, donde se analiza la relación entre la higiene, la salud y el bienestar de las personas.
Se produce cuando la presión dentro de la vejiga es superior a la de la uretra. Esto se debe, principalmente, a daños neurológicos, una alteración del esfínter externo y de los músculos del suelo pélvico, así como a una disfunción del esfínter interno ante una relajación inapropiada.
La prevalencia de la IU es del 15%, superior a la de la diabetes (10,5%), la artrosis (10%) y la osteoporosis (8,5%).
La rehabilitación mediante fisioterapia para fortalecer el suelo pélvico puede mejorar la incontinencia urinaria en la mujer en un 70% de los casos.
El 30% de los cuidadores no profesionales tiene a su cargo a personas mayores de 70 años con incontinencia.
Los tratamientos adecuados refuerzan la autoestima de la persona y mejoran su sentimiento de pertenencia en la sociedad.

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