Son tan frecuentes en hombres como en mujeres y sus representaciones son múltiples. ¿Qué se esconden detrás de ellas?
Las fantasías sexuales son la una representación mental de temas relacionados con nuestra sexualidad y es una capacidad que tienen todos los seres humanos. Suelen ser experimentadas tanto por hombres como por mujeres, aparecen por lo general en la pubertad y pueden estar presentes durante toda la vida. ¿Pero pueden ser útiles para estimular el deseo cuando está bajo?
El doctor Héctor Galván Flórez, psicólogo clínico y sexólogo y director clínico del Instituto Madrid de Sexología, detalló al sitio CuídatePlus que “se pueden generar de manera voluntaria o involuntaria”.
“La temática tiene que ver mucho con los gustos personales. Aun así, las más frecuentes en los hombres suelen estar relacionadas con hacer un trío, mantener relaciones sexuales en espacios públicos, fingir con la pareja otro tipo de roles. Por otro lado, la mujer suele fantasear con temas como estar con otra mujer, relaciones sexuales de dolor físico o de sumisión, sexo con desconocidos, con tener el control y dominar.”, enumera el sexólogo.
¿Pero de dónde viene la inspiración para estas fantasías? Se comprobó que están asociadas a nuestro desarrollo, la información y educación sexual que hayamos tenido, la cultura y las propias experiencias íntimas. Por último, cabe aclarar que este tipo de fantasías también evolucionan, por lo que pueden ser reemplazadas unas por otras.
Las hay de todo tipo, por lo que no se podría realizar una clasificación concreta. Según Galván Flórez, “las más recurrentes giran, por una parte, con el fin de despertar nuestro deseo sexual, de excitarnos para el coito o al momento de la masturbación”. Y por otro lado, “surgen por aquello que resulta de alguna manera atractivo o llama la atención, como por ejemplo: posturas, roles, voyerismo, exhibicionismo, fetichismo, sadomasoquismo, homosexualidad, orgías, etcétera”.
¿Pueden provenir de sueños eróticos que se hayan tenido? “No es de extrañar que a veces soñemos con nuestras fantasías. De hecho, lo que soñamos no lo podemos controlar. Por lo tanto, puede que el sueño erótico sea una respuesta a un deseo inconsciente subyacente o a una representación mental que nos resulta atractiva”, indicó el director clínico del Instituto Madrid de Sexología
Ante la pregunta de si las fantasías logran estimular el deseo sexual cuando está bajo, Galván Flórez respondió que sí y que eso es algo sano. “Dejar volar nuestra imaginación hace que aumente nuestra libido”, resaltó.
¿Pero qué pasa si llegan a convertirse en una obsesión? En ese caso, se está frente a un problema, ya que la persona solo encuentra placer sexual y cuando piensa o pone en práctica esa fantasía, indicó al sexólogo a la par que agregó que “en la misma línea, pueden afectar a las relaciones sexuales y de pareja, si no coinciden en el gusto y aceptación por parte de la pareja”.
Es probable que un exceso de fantasías sexuales pueda deberse a un conflicto o carencia en el plano íntimo, pero no es un factor determinante.
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