El autismo en las aulas, un ejemplo pendiente de inclusión

A los niños con condición TEA, es necesario proporcionarles atención para que tengan una experiencia enriquecedora de aprendizaje. Cómo hacerlo posible.

El Trastorno Generalizado del Desarrollo dentro del Espectro Autista (TEA) es una categoría que engloba distintas condiciones que, en la Argentina, se estima que alcanza a 700 mil personas, de acuerdo a las estadísticas de asociaciones de familiares de personas con autismo.

Afecta principalmente al desarrollo temprano y trae consecuencias en:

La interacción social.
La comunicación.
La conducta.
El procesamiento sensorial.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 160 niños tiene Trastorno del Espectro Autista. El principal desafío en la educación moderna es la inclusión educativa de estos niños.

 

“La inclusión educativa y social del alumno con autismo en los diferentes estadios formativos requiere del docente conocimientos específicos en Educación Especial que le permitirán cubrir las necesidades especiales del niño, desarrollar actividades enriquecedoras y trabajar en sintonía con el equipo externo”, plantea Paola Peláez, docente de nivel inicial y estimuladora temprana.

Una cuestión muy importante es hacer un diagnóstico temprano de todos los chicos que tienen esta condición. ¿Por qué? Porque cuanto antes se le brindan a un niño los apoyos que necesita, mejor es tanto su pronóstico como la calidad de vida de su familia. Esto se explica porque el cerebro de los niños pequeños es muy “neuroplástico” y tienen una enorme capacidad para aprender. Es decir, les es muy fácil incorporar habilidades nuevas de todo tipo.

“En la actualidad, observamos docentes desbordados, con falta de herramientas y estrategias para poder “incluir” de manera efectiva a los niños con esta condición. Para optimizar el proceso de aprendizaje de un niño autista, el profesional educativo necesita entender cómo aprende dicho cerebro”, resume Peláez, que diseñó un proyecto que presentó en el Consejo Escolar de Morón. Lo tituló “El autismo en las aulas”.

El autismo en las aulas, un ejemplo pendiente de inclusión
“Pude presenciar una sesión donde se votó mi proyecto por unanimidad y fue declarado de Interés educativo en el Municipio”, detalla, y comparte los cinco objetivos de su trabajo:

Generar un modelo educativo para todos, para asegurar que los alumnos tengan acceso a un aprendizaje significativo, ofreciéndole a toda la comunidad educativa capacitaciones que la nutran de herramientas y la doten de estrategias para que pueda desenvolverse en las aulas.
Aprender a evaluar a este alumno, valorar su desempeño en el aula, respetar su ritmo y estilos propios de aprendizaje.
Diseñar y poner en práctica adaptaciones curriculares específicas y eficaces para cada uno de ellos.
Trabajar con las familias de los alumnos dentro del espectro autista.
Concientizar al resto de la comunidad educativa sobre las características de esta condición, intentando disminuir el malestar dentro de las instituciones.
La propuesta para dar herramientas a los que educan
La propuesta incluye una amplia formación en la temática trastornos del espectro autista. Contempla los siguientes ítems:

Introducción al autismo.
Integración sensorial.
Comunicación y lenguaje.
Inclusión educativa.
“Las capacitaciones se brindarán de manera presencial o virtual, según la institución lo requiera”, señala Pelaez e insiste en que conocer sobre esta condición e incorporar estrategias que permitan la inclusión educativa y social del alumno con autismo requiere de formación y competencias específicas para poder responder de manera eficaz a las demandas que plantean estos alumnos”, concluye.

 

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