Tienen distintos síntomas y formas de atención. El estrés los activa. ¿Sirven los analgésicos constantes? Guía para sentirnos mejor.
Migrañas, jaquecas, presión en la nuca. Los dolores de cabeza tienen manifestaciones variadas, aparecen silenciosos y se van cuando quieren, o cuando desplegamos alguna fórmula eficaz.
“En la mayoría de los casos, los dolores de cabeza constituyen un síntoma de una enfermedad benigna aunque en otras ocasiones es indicador de enfermedades graves que amenazan la vida del paciente”, explica el neurólogo Daniel Doctorovich (M.N. 57.225).
La cefalea más frecuente es la tensional. Está causada por tensión muscular en la frente y en la nuca y suele coincidir con períodos de estrés. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cefaleas son la sexta causa de discapacidad en el mundo.
“Cuando el dolor se presenta en ambos lados de la cabeza, con predominio en la frente y la nuca, se denomina ‘en cinturón’ o ‘en casco’. La palpación de los músculos afectados puede provocar dolor”, explica a Con Bienestar Nicolás Morera, neurólogo (M.N. 119.541).
En líneas generales se indica tratamiento según dos parámetros:
La frecuencia de las cefaleas.
La intensidad de los episodios.
Entre los fármacos disponibles, se encuentran drogas eficaces, seguras y accesibles. El tratamiento se mantiene durante un tiempo prudencial, que puede variar según la respuesta de cada persona. Y como vivir con dolor es difícil, también existen grupos de apoyo para sobrellevar la situación.
“Tenemos que entender a las cefaleas primarias como patologías crónicas que requieren un tratamiento a largo plazo y cambios de hábitos a una vida más ordenada y saludable”, dice Doctorovich.
Cada tipo de cefalea puede tener sus propios desencadenantes y algunos pueden ser:
Falta o exceso de sueño.
Consumo de medicamentos.
Cambios hormonales.
Obesidad.
Consumo de alcohol.
Ingesta de alimentos o aditivos.
Estrés.
Antecedentes familiares.
Sobre la migraña
La migraña se caracteriza por episodios de dolor de intensidad variable y puede llegar a ser muy intensa y limitante. El dolor se inicia en uno u otro lado y se extiende a toda la cabeza. Suele ser pulsátil, como el latido del corazón, y puede ir acompañada de náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia y osmofobia (molestia por olores).
“Siempre, lo más importante es mantener la calidad de vida. No hay por qué abandonar actividades, rechazar salidas, dejar de comer cosas ricas o faltar al trabajo… y menos acostumbrarse a vivir con dolor”, coinciden los neurólogos. Hay que mantener rutinas de actividades, una nutrición sana, sueño suficiente y actividad física.
En dos de cada 10 casos, se distingue la migraña con aura. El dolor está precedido por síntomas visuales, sensitivos, alteraciones del lenguaje o motoras que son muy molestos para el paciente.
“Toda persona que necesite más de cuatro o cinco comprimidos de analgésicos al mes debe consultar al médico, para planear una estrategia de prevención, si no, cada vez necesitará más comprimidos, que irán perdiendo eficacia”, señala Morera.
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