Incluir un vaso de leche rico en proteínas en el desayuno, junto con cereales como la avena, ayuda a tratar la diabetes, ya que favorece la reducción de los niveles de glucosa en sangre durante todo el día.
Un desayuno compuesto por un vaso de leche rica en proteínas y cereales ricos en carbohidratos, como la avena, puede ayudar a reducir los niveles de glucosa en sangre a lo largo del día y aumentar la sensación de saciedad. Un sencillo cambio en la rutina del desayuno que puede proporcionar beneficios para el tratamiento de la diabetes tipo 2, tal y como ha expuesto un estudio realizado por miembros de la Unidad de Investigación Nutraceútica Humana de la Universidad de Guelph junto con algunos de la Universidad de Toronto, ambos en Canadá.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista Journal of Dairy Science, analizó a 32 adultos jóvenes sanos para ver cómo afectaba el tipo de desayuno a los niveles de glucosa en sangre durante el día y a la sensación de saciedad tras el desayuno y el consumo de alimentos más adelante. Es importante saber que durante la digestión de las proteínas de suero de leche y caseína presentes de forma natural en la leche se liberan unas hormonas gástricas que hacen más lenta la digestión, lo que ayuda a que se vaya absorbiendo los carbohidratos poco a poco en la sangre y no de golpe, aumentando la sensación de plenitud. La digestión de las proteínas de suero logra este efecto más rápidamente, mientras que las proteínas de caseína proporcionan un efecto más duradero.
La digestión de la proteína de la leche segrega unas hormonas gástricas que ralentizan el proceso, por lo que los carbohidratos pasan lentamente a la sangre y no hay picos de glucosa
Menos apetito posterior al desayunar leche
Los resultados que observaron los investigadores en las pruebas realizadas fueron que aquellos que habían desayunado leche alta en proteínas y avena tenían reducidas las concentraciones de glucosa en sangre posprandial tras la comida, en comparación a aquellos que tomaron agua. Además, se encontró que tras la segunda comida los que habían tomado leches ricas en proteínas presentaban un apetito menor frente a los que optaron por esta bebida, pero con menos proteínas.
Este hallazgo, explican los autores del estudio, podría ayudar a desarrollar estrategias para minimizar el riesgo y ayudar a tratar la obesidad o la diabetes, enfermedades en las que cada año se dan más casos, en especial en los países desarrollados. Además, destacan la facilidad del método, ya que con unos pequeños cambios en dieta diaria podrían obtenerse grandes beneficios para proteger la salud futura.
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