La distancia social regirá actividades cotidianas. En gimnasios de los Estados Unidos y Canadá, ya se vive la «nueva normalidad» con separadores contra los contagios.
La «nueva normalidad» parece estar muy lejana para algunos sectores de la Argentina, pero no tanto para otros países. Los espacios individuales, aislados y con distanciamiento parecen ser la norma. En California, los gimnasios reabren sus puertas con estructuras que dividen a las personas. En Canadá, realizan yoga adentro de domos.
El objetivo es lograr la distancia social para evitar que las gotículas respiratorias puedan llegar de una persona a otra a través del habla, el estornudo o la tos, principales vías de contagio. Lo mismo sucede con los elementos o superficies: cuanto menos se tenga que tocar, mejor.
En California, y gracias a las pautas que publicaron las autoridades, un centro de entrenamiento reabrió sus puertas luego de tres meses con compartimentos individuales, para que los socios los usen y puedan mantener el distanciamiento social mientras realizan sus ejercicios.
Las nueve estructuras, creadas con cortinas de baño y caños de tuberías, tienen tres metros de alto y cerca de dos metros de ancho. En su interior, cada alumno cuenta con sus propias pesas y un banco. De esta manera, se aseguran que los elementos no sean tocados por distintas personas antes de ser desinfectados.
Además, el personal del gimnasio se encarga de monitorear la salud de sus clientes, tomar su temperatura antes de que entren y se asegura de que haya suficiente desinfectante de manos en todas partes.
La capacidad lógicamente se vio reducida y podrá ingresar tan solo la mitad de los que solían entrenar previo a la pandemia. Lo que también cambió tiene que ver con la asistencia, los usuarios ya no pueden ir cuando quieran, sino que deberán gestionar un turno con anticipación.
La información que rodea a esta pandemia de coronavirus tiene sus zonas grises, y una de ellas radica en las formas de contagio. Existen estudios que indican que la transmisión de la enfermedad por el aire no es posible, pero también existen otros estudios que indican que la posibilidad, aunque sea mucho menor, está.
“La mejor prueba de la existencia de transmisión de SARS-CoV-2 por aerosoles proviene del brote en el gimnasio en Corea del Sur, donde 112 personas se contagiaron. Había mucha gente junta y apretada en espacios cerrados respirando intensamente durante 50 minutos», afirma la epidemióloga Emily Gurley, de la Universidad Johns Hopkins.
«Compartir espacios cerrados sin buena circulación de aire y estar cerca de personas infectadas es una buena forma de propagar el virus”, agrega la especialista, según El País de España.
Las medidas tomadas apuntan a evitar este tipo de episodios. El entrenamiento individual, aislado, con poca gente en las instalaciones y ventilación suficiente busca evitar ese tipo de ambiente que abre la posibilidad de una posible transmisión.
En Toronto, Canadá, los aficionados del yoga tampoco se tendrán que preocupar mucho por el contagio mientras asisten a sus prácticas espirituales y físicas: un centro de gimnasia colocó una serie de domos individuales que se limpian tras cada sesión y así evitan que las personas entren en contacto y se contagien.
El aislamiento y el encierro provocado por la cuarentena parece que se traslada hacia las distintas actividades que las personas podrán realizar en los exteriores. Afuera, pero encerrados.
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