Califican al buen dormir como un «analgésico natural» en las recuperaciones hospitalarias.
Un estudio publicado en el Journal of Neuroscience por expertos de la Universidad de California reveló que el sueño es un “analgésico natural” que puede ayudar mucho en las recuperaciones hospitalarias, especialmente después de una cirugía. Su proceso lo realiza mediante sustancias liberadas por el cerebro.
«La pérdida de sueño no solo amplifica la sensibilidad al dolor sino que también bloquea los centros cerebrales de la analgesia natural», explicó el autor del trabajo, Matthew Walker. Cuando se siente dolor se duerme mal, pero ahora los expertos descubrieron que el dolor y el sueño perturbado “crean un círculo vicioso, porque cuando se duerme con dificultad aumenta la sensibilidad al dolor”.
Los investigadores realizaron una prueba en 25 personas sanas: después de una noche de reposo pleno, probaron el umbral del dolor con estímulos calientes aplicados sobre las piernas de los voluntarios. Luego les pidieron que durmieran poco la noche siguiente y volvieron a aplicar los estímulos dolorosos: los voluntarios tenían un umbral de dolor más bajo (experimentaban molestias a temperaturas más bajas respecto a cuando habían dormido bien). Además, una resonancia del cerebro demostró que la producción de los analgésicos naturales del cuerpo disminuye tras una noche de sueño perturbado.
Por último, una encuesta realizada a 230 personas reveló que incluso mínimos factores que perturben el sueño se asocian al día siguiente con una mayor percepción del dolor, de distinto tipo. Es fácil comprender que el sueño corresponde a un proceso fisiológico normal del organismo, que es reversible y periódico.
Falta de sueño vinculado a patologías
La falta de sueño se caracteriza por una disminución en la actividad general del cuerpo, una mayor dificultad de respuesta a estímulos externos y una reducción de la movilidad corporal. Es un trastorno muy frecuente en la actualidad, por las exigencias de la vida cotidiana pero hay que prestar atención porque puede presentarse asociado a otras patologías o de manera independiente. A pesar de su frecuencia, en términos médicos, este trastorno y sus patologías asociadas tomaron relevancia sólo dentro de las últimas cuatro décadas. En general, los especialistas sugieren cuidar lo que se denomina «higiene del sueño» para favorecer el buen dormir.
Se trata de establecer horarios para dormir, disminuir el consumo de cafeína -ya que aumentan la excitabilidad del sistema nervioso y, por ende, la persistencia del estado de vigilia- y alejar dispositivos electrónicos, como celulares o computadoras, que puedan interrumpir el ciclo normal del sueño debido a las luces y notificaciones que emiten.
Está claro que existen patologías serias, como la del dolor crónico, que provocan insomnio. Y retroalimentan el círculo vicioso. En estos casos, como en otros en los pacientes sufran enfermedades más serias, es indispensable analizar su ciclo de sueño para favorecer su recuperación. «Si el sueño alterado intensifica nuestra sensibilidad al dolor, como demuestra nuestro estudio, el sueño debe ser colocado en el centro de la cura del paciente, especialmente en las recuperaciones hospitalarias», concluyó Walker.
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