Las mujeres que tienen el diagnóstico de “trastorno de excitación genital persistente” pueden llegar a tener en un mismo día hasta un centenar de orgasmos, pero no son placenteros. La situación en los hombres.
La persona con este problema siente una excitación física muy intensa que puede permanecer durante largos períodos, algunas veces días o incluso semanas. Con el “Trastorno de excitación genital persistente” (PGAD es su acrónimo en inglés) las mujeres llegan al clímax con demasiada facilidad. Por ejemplo, el movimiento al viajar en coche o en tren, andar en bicicleta o las vibraciones de los teléfonos celulares pueden agravar el síndrome de forma insoportable, describen los expertos.
“No tiene nada de placentero porque perturba a la persona”, explica a Con Bienestar el doctor Walter Ghedin (M.N. 74.794), psiquiatra y sexólogo. “Hasta ahora, no se pudieron determinar las causas que desencadenan el desarrollo de este desorden, aunque se especula con un origen vascular o neurológico”, remarca el especialista y explica que se trata de una excitación no deseada o sin concordancia.
Se cree que algunos fármacos específicos pueden causar este cuadro como efecto colateral. Al desconocerse el origen exacto o las causas de este síndrome, no existen protocolos de actuación.
“En los hombres, se presenta un caso similar al que se denomina priapismo: una erección duradera del pene sin que para ello intervenga un deseo sexual”, describe Ghedin.
Desde Psychology Today explican que anteriormente se llamaba síndrome de excitación sexual persistente, así como síndrome genital inquieto. También se comparó con el síndrome de piernas inquietas, una aflicción mucho menos rara, aunque quizás igual de angustiante.
El PGAD puede provocar dolor físico continuo, estrés y dificultades psicológicas, “Llega a afectar las actividades diarias de la paciente, su vida social y de pareja debido al incremento de la tensión en la región pélvica y de la necesidad de disminuir la presión con la autoestimulación”, insiste Ghedin.
“La persona que padece este tipo de patología, por más que tenga relaciones, nunca alcanza la satisfacción. Por más que se masturbe o mantenga relaciones, nada alcanza y es una situación angustiante”, plantea. Hay que tener en cuenta que no necesariamente está relacionado con el deseo sexual, la ninfomanía ni la hipersexualidad.
Qué se sabe del “Trastorno de excitación genital persistente”
Es una de las problemáticas con pocos datos estadísticos porque la gente no se anima a dar testimonio para ser estudiada. A pesar de que es un trastorno conocido por los expertos, no todo el mundo parece entender que una persona esté excitada y no quiera mantener relaciones sexuales. Aunque sí se entiende cuando pasa al revés: una persona desea mantener relaciones, pero su cuerpo no responde como quisiera.
Otro aspecto que destacan los sexólogos es que el hecho de percibirse como algo intrusivo, ajeno al propio deseo y por lo tanto negativo, puede reforzar e intensificar la respuesta. Se explica con un paralelismo: es como cuando la persona tiene un pensamiento desagradable y lo quiere quitar de la cabeza. Cuando más lo intenta, más fija su atención en él.
Los especialistas remarcan que es importante que la paciente vaya lo antes posible a terapia para que se pueda abordar y tratar su caso.
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