Esta nueva modalidad de la disciplina oriental, con su mezcla de posturas y ritmos, puede combatir el pesimismo de la pandemia de coronavirus.
El yoga se viene reinventando en el último tiempo. De la disciplina original, y sus diferentes escuelas, surgieron muchas modalidades: con sillas, cabras, helados, cervezas, lemures, el Glowga o el Acroyoga. La última incorporación a este abanico de posibilidades se llama “yoggatón”, variante que se popularizó a raíz de la pandemia de coronavirus.
El yoggatón es una modalidad en la que se combinan la práctica tradicional de yoga con el reggaetón. Una mezcla que puede parecer algo peculiar debido a que la música que suele acompañar a esta disciplina está enfocada a la meditación y la relajación de la mente, y no marcada por los ritmos y las letras de Bad Bunny y Maluma.
Precisamente, una de las bases del yoggatón es la unión de disciplinas teóricamente opuestas, como lo son el yoga y el reggaetón, y concepciones de bueno-malo o civilizado-salvaje para desestigmatizarlas.
Maque Pereyra se reivindica como la creadora de esta variedad yoguistica en Berlín. “El movimiento pélvico es tan poderoso e intenso que hace salir todos esos demonios que te están habitando y, ahora con el COVID-19, tendemos a darle mucho a la cabeza y ver lo malo”, consigna a la agencia EFE.
Pereyra, nacida en Bolivia, afirma que el yoggatón se caracteriza por impulsar un perreo espiritual, una “desculonización” y el activismo del placer. Pero, quizás, su mayor virtud en estos momentos es que ayuda a combatir el pesimismo generado por la pandemia. Esta técnica ofrece un ambiente donde la sanación está ligada a la diversión y a los movimientos intensos, según su creadora.
En este caso, las asanas (como se denomina a las posturas) de yoga se combinan con la música más rítmica generando movimientos que se basan en golpear el piso con las piernas. Eso ayudaría a conectar con la tierra a “bajar” un cambio. Si a ello, se le suman las técnicas de la versión tradicional, se contribuye a alejar los pensamientos tóxicos provocados por la situación sanitaria actual.
“Ese sudar, sentirse sensual, tocarse, exhalar fuerte, ir con el ‘beat’ del perreo y combinarlo al mismo tiempo con una meditación a través de la respiración bastante profunda, es lo que ofrece yoggatón a diferencia de las otras prácticas de yoga”, argumenta Pereyra.
Nacimiento del yoggatón
Si bien con la pandemia vivió un boom, el yoggatón nació en el año 2016 en Berlín. Pereyra se trasladó a la capital alemana para llevar a cabo un máster de danza en el Centro Interuniversitario de Danza de la Universidad de las Artes de Berlín.
La creación de la modalidad se fue dando de forma natural en un continuo a medida que sumó sus conocimientos académicos de baile (Pereyra estudió danza clásica y ballet en Bolivia) con la experiencia de la cultura urbana. Pero la idea en concreto le surgió una noche que volvió tarde de fiesta y quiso hacer estiramientos.
“Dije, me pongo reggaetón, porque tengo todavía el sentimiento de la fiesta dentro, pero necesito estirar sí o sí porque, si no, de ésta no sobrevivo. Entonces, me puse a practicar yoga y empecé a perrear mientras lo hacía. A partir de ahí, vi que esto tenía algo rehipnotizante”, explica sobre el momento.
Uno de los puntales de esta modalidad es reivindicar el presente y crear espacios para sentir, reflexionar y celebrar el deleite. “A partir de la concentración en la respiración, de sentir la piel, el sudor y la postura, el yoggatón permite que tomemos una mayor conciencia de nuestro propio cuerpo y, así, de darnos tiempo a nosotros mismos, lo que tiene mucho que ver con la sensualidad y el placer”, defiende.
Otro de los rasgos característicos de esta modalidad es la “desculonización”. Según señala Pereyra, se trata de una metodología creada por la artista brasileña ReKebra que trabaja con la idea de localizar la colonización en el cuerpo, focalizada de forma concreta en la cola.
“Yoggaton tiene que ver con procesos de sanación integrales donde lo social también es corporal y, así como el Sur, por regla general, es relegado y sigue siendo saqueado, la cola es todavía una parte de nuestro cuerpo sobre la que no se habla con suficiente apertura y que, a nivel emocional, contiene herencias coloniales de vergüenza, miedo y culpa”, señala Pereyra.
De este modo, el yoggatón se convierte en una opción poco convencional para afrontar las consecuencias negativas de la salud del encierro y la pandemia. ¿Te animarías a probarlo?
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