Vaginismo: su impacto en la vida sexual

El vaginismo es un trastorno que afecta la vida sexual y ginecológica del 4-5% de las mujeres. Suele venir asociado a una fobia a realizar exámenes ginecológicos y a una evitación de las relaciones sexuales coitales. Hay parejas que conviven más de una década manteniendo relaciones amorosas “periféricas” y evitando cuidadosamente el acercamiento a la vagina. Muchas veces lo consideran un “fracaso de la pareja” y buscan nuevos compañeros, obteniendo el mismo resultado.

En los vaginismos situacionales o selectivos las mujeres pueden tener relaciones sexuales coitales, pero no toleran la realización de exámenes ginecológicos y se pasan años recorriendo consultorios, buscando “El/La Ginecólogo/a” que les resuelva esta condición que reconocen como riesgosa para su salud, al no poder realizar ecografías, papanicolaous o colposcopias porque sienten un verdadero espanto ante la sola idea de hacerlos. Otras mujeres toleran los exámenes ginecológicos, pero no pueden concretar las relaciones íntimas y otras muchas padecen de ambos impedimentos. Esta situación la pueden padecer mujeres universitarias, profesionales o amas de casa, de cualquier etnia y religión y puede durar toda la vida si se espera que se resuelva de manera espontánea. A veces las parejas adoptan hijos o intentan métodos de fertilidad de complejidad variada hasta el punto de intolerancia de la mujer, ya que el vaginismo es un verdadero obstáculo a los procedimientos de fertilización asistida. Muchos ginecólogos, imposibilitados de manejar el problema, realizan PAPs a medias, con un hisopo, que es lo único que la paciente les permite, lo cual no reemplaza de ninguna manera la necesidad de realizar exámenes ginecológicos completos.

Muchos hombres sienten que “la culpa es de ellos” o “que la mujer podría ponerle más voluntad”. Tanto lo uno como lo otro es una equivocación. Las terapias psicológicas que se intentan, algunas de larga duración, suelen resolver las fobias asociadas al vaginismo, como el miedo a manejar automóvil, a tragar píldoras o a los ascensores herméticos, pero el vaginismo continúa inamovible.

El tratamiento que sí funciona

Para terminar con el vaginismo la mujer y su pareja, si la tiene, deben querer realmente solucionarlo y no haber encontrado un beneficio secundario que les permita perpetuar el síntoma. Es indispensable que se establezca un vínculo de mucha confianza y respeto entre la paciente y el profesional tratante. Le ofrecemos a las pacientes y a sus parejas un tratamiento que tiene como objetivo que la mujer abandone el rol de víctima pasiva y se convierta en una protagonista, adueñándose de su cuerpo y de su función sexual por completo. En el transcurso de las 6/7 semanas de promedio que dura el tratamiento, la paciente y su pareja reciben educación sexual, información y orientación sobre anatomía, fisiología y técnicas sexuales. La participación del varón es básicamente emocional, contribuyendo a disolver las mutuas culpabilizaciones y alentando a la mujer en sus logros.

Nuestro tratamiento gineco-psico-sexológico no se centra en hablar del problema sino en encararlo con ejercicios de exposición gradual a las situaciones temidas. Durante el transcurso no tocamos a las pacientes, la cuales realizan los ejercicios en sus domicilios o en el consultorio, solas detrás de una mampara y con la profesional a pocos pasos al otro lado, atenta a la necesidad que la paciente pueda plantear. Los ejercicios no son vergonzantes, ni molestos y mucho menos dolorosos. Las pacientes logran en cada consulta un nuevo avance que las alienta a continuar. Las mujeres finalizan el tratamiento realizándose ellas mismas una ecografía transvaginal (bajo supervisión profesional), colocándose ellas mismas el espéculo y aprendiendo a manejar y a disfrutar activamente de su sexualidad y, lo más importante, adquiriendo una seguridad y empoderamiento que se refleja en otros aspectos de su vida, como el área profesional.

Si bien el vaginismo se manifiesta en todas las mujeres como una contracción y tensión involuntaria de los músculos pélvicos y perivaginales que la paciente no puede controlar, cada mujer es única, con su historia, sus creencias, su temperamento y sus estados de ánimo. Por ese motivo existen alternativas terapéuticas complementarias que utilizamos con cada paciente. Medicamentos ansiolíticos en algunas, Programación Neurolinguística en otras y Botox en el canal vaginal en otras, además de los ejercicios básicos de exposición y desensibilización progresiva a las escenas temidas.

Existe un antes y un después para estas mujeres y sus parejas, que logran celebrar y disfrutar, no solamente una sexualidad plena y la tranquilidad de poder realizar los exámenes ginecológicos preventivos, sino también la felicidad de poder acceder a un ansiado embarazo y a un parto natural, que durante mucho tiempo habían pensado que nunca lograrían.

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