Qué deporte conviene hacer según la propia genética

¿Caminar, correr, nadar o hacer pesas? El ADN ayuda a elegir en qué deportes las personas son más eficientes.

A nivel mundial, 1 de cada 4 adultos no alcanza los niveles de actividad física recomendados y más del 80% de los adolescentes del mundo tienen un nivel insuficiente de actividad física, según reveló la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe de directrices sobre la actividad física a fines de 2020.

Junto a estos resultados, producto de la evidencia científica observada principalmente en el período de pandemia de Covid-19, la OMS también compartió una serie de recomendaciones sobre el nivel de actividad física necesario para gozar de buena salud para los diferentes grupos de edad.

En ese sentido, por ejemplo, los adultos de 18 a 64 años deberían realizar actividades físicas aeróbicas moderadas (caminar enérgicamente, andar en bicicleta, cortar el césped sin un tractor cortacésped o barrer el piso) durante al menos 150 a 300 minutos por semana.

En cuanto a los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años, deberían realizar actividades físicas, aeróbicas y que también fortalezcan los músculos y los huesos, durante un promedio de 60 minutos al día, al menos tres veces por semana.

Realizar ejercicio físico regularmente ayuda a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles, tales como las enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, la diabetes y varios tipos de cáncer. También ayuda a prevenir la hipertensión, a mantener un peso corporal saludable y puede mejorar la salud mental, la calidad de vida y el bienestar.

Cómo la genética es utilizada en los deportes
A la hora de hablar de entrenamiento, algunas personas afirman que el ejercicio no es tan natural para ellas como para otras así como está la creencia de que no tienen las condiciones o el espíritu para ser buenos deportistas. Gran parte de estas dificultades está relacionada con el rendimiento deportivo, que, a su vez está influenciado por varios factores, como la genética.

En ese sentido, en los últimos años, la ciencia y los médicos han desarrollado tests genéticos que, a partir de una muestra de saliva, ayudan a elegir el tipo de actividad física más adecuada a cada cuerpo.

Estas pruebas permiten descubrir las características de cada cuerpo respecto a resistencia física, aumento de masa y fuerza muscular, dolor después del ejercicio, entre otros aspectos. A partir de los resultados, cada persona podrá elaborar planes de entrenamientos personalizados y eficientes, que colaboren a mejorar el rendimiento físico y a evitar las lesiones durante los ejercicios. Todo eso, a partir de la información que existe en el ADN.

“Nuestros genes son capaces de influir en todas las características directamente relacionadas con nuestras habilidades deportivas. Si bien algunos de ellos facilitan la práctica de actividades que requieren fuerza y explosión, como los velocistas y futbolistas profesionales, otros influyen en un mejor desempeño en actividades de largo plazo, como los maratones”, explica Ricardo di Lazzaro Filho, médico, socio fundador y co-CEO de Genera.

Por ejemplo, Andrés, un abogado de 34 años nacido y es respiratorias también son importantes factores de influencia. Las pruebas genéticas son aliadas en la búsqueda del autoconocimiento y un recurso más que permite comprender el propio cuerpo a través de una lectura funcional del ADN”, añade Ricardo.en un pueblito del centro de la provincia de Santa Fe, descubrió en su test de ADN que tiene un genotipo que está relacionado con una alta resistencia física, que le permite tener un mejor desempeño en actividades como el entrenamiento funcional y crossfit. Además ahora sabe que presenta otro genotipo relacionado con una resistencia muscular intermedia, aspecto por el cual podría obtener buenos resultados en actividades de larga duración y alta intensidad como las carreras, la natación y el ciclismo.

Ya sea profesionalmente o como pasatiempo, tener una mejor y más amplia comprensión de cómo funciona el cuerpo puede ser un buen punto de partida a la hora de elegir qué ejercicio practicar. Sin embargo, la genética no es ni debe ser un factor único considerado a la hora del rendimiento en la práctica de actividades físicas.

“Los factores externos como el tabaquismo, la dieta y las enfermedades respiratorias también son importantes factores de influencia. Las pruebas genéticas son aliadas en la búsqueda del autoconocimiento y un recurso más que permite comprender el propio cuerpo a través de una lectura funcional del ADN”, añade Ricardo.

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