Esta es una señal de advertencia: si no se toman medidas, puede convertirse en diabetes.
Hay alarmas electrónicas o digitales que nos indican que hay que levantarnos, trabajar, estudiar o cualquier otra cuestión. La misma atención debemos tener para las alarmas biológicas, es más, deberíamos estar más atentos que con las otras. Escuchá a tu cuerpo, con cambios de hábitos como el ejercicio diario y la alimentación saludable se previenen enfermedades.
La prediabetes significa que el nivel de la glucosa sanguínea está por encima de lo normal, pero no tanto como para considerarlo diabetes. Esta es una señal de advertencia, es una alarma: si no se toman medidas, la afección puede convertirse en diabetes tipo 2.
Cuando se diagnostica prediabetes, que es cuando el valor de glucemia en ayunas se encuentra entre 110-126 mg/dl, hay que trabajar con firmeza para adquirir hábitos de vida saludables: hacer actividad física con regularidad, alimentarse mejor, perder peso; todas acciones que pueden reducir la glucosa sanguínea a un nivel favorable para nuestra salud, que, incluso, no incluyen el consumo de medicamentos.
“El sedentarismo impacta negativamente sobre la salud de la población, tal como quedó demostrado en la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. Al haber actividad física baja, aumentó la prevalencia de obesidad y de diabetes tipo 2”, explica a Con Bienestar la médica diabetóloga Susana Fuentes (M.N. 92.619).
De no tener en cuenta esta alarma y continuar con los malos hábitos, las personas con prediabetes tienen grandes posibilidades de que su enfermedad evolucione a diabetes tipo 2. “Es posible que el daño a largo plazo ocasionado por la diabetes, especialmente al corazón, los vasos sanguíneos y los riñones, ya esté comenzando”, describe el endocrinólogo Adrian Vella, de Mayo Clinic, Rochester, Minnesota.
“La diabetes tipo 2 es la forma de presentación más frecuente de la enfermedad (90%) se presenta en la edad adulta y se asocia a sobrepeso y obesidad”, explica la doctora Fuentes.
¿Qué es la diabetes?
Es una enfermedad crónica que aparece como consecuencia de la insuficiente secreción de insulina por el páncreas. Se presenta cuando hay demasiada glucosa (azúcar) en la sangre. La glucosa proviene de la alimentación, pero durante la fase de ayuno, el hígado la libera a la circulación a fin de mantener constante el nivel. La hormona insulina, que es producida por el páncreas, ingresa al torrente sanguíneo de forma continua, pero aumenta considerablemente después de comer, según explica el endocrinólogo.
“La insulina se desplaza a través de la sangre y funciona como una llave que permite a la glucosa ingresar a las células desde la sangre y, a medida que la glucosa ingresa en las células, la cantidad que queda en la sangre disminuye”, explica doctor Vella, y agrega: “Además, le ‘pone freno’ al hígado para evitar que libere demasiada glucosa durante el ayuno y después de las comidas. Cuando alguien es diabético, este proceso no funciona como debería, sino que la glucosa se acumula en la sangre”.
“La diabetes tipo 2 es la forma de presentación más frecuente de la enfermedad (90%) se presenta en la edad adulta y se asocia a sobrepeso y obesidad”, explica la doctora Fuentes. Es conocida como diabetes no dependiente de insulina, es un trastorno crónico que hace que el cuerpo no metabolice correctamente el azúcar (glucosa). Esto sucede porque nuestro organismo resiste los efectos o no produce suficiente cantidad de la hormona que regula su movimiento, la insulina.
Esta enfermedad se puede diagnosticar mediante varios análisis, el más frecuente de ellos es el de la glucosa sanguínea en ayunas. Se toma una muestra de sangre luego de no haber comido, como mínimo, por un rango de ocho horas. El examen analiza cuánta glucosa se presenta en la sangre: si está constantemente por encima de 126 mg/dl, la persona tiene diabetes.
Los estudios muestran que la alimentación y el ejercicio son los mejores –y más eficaces– tratamientos para combatir la prediabetes y evitar su avance hacia la diabetes. Quedarse quieto no es una opción, y esto no afecta sólo a quienes están excedidos de peso: aquellos que no realizan ningún tipo de actividad pueden verse afectados.
Así como existen ciertas acciones que realizamos día tras día y que no negociamos por nada, el deporte debería ser una de ellas. Y no hablamos de horas y horas, sumado a mucho cansancio: puede ser una caminata, andar en bicicleta, subir y bajar escaleras. Una buena opción relacionado con esta última, es evitar los ascensores. Evitar el auto o el transporte público si las distancias son cortas. Cualquier movimiento ayuda.
La actividad física es de suma importancia para reducir la glucosa en sangre. (Foto: Shutterstock)
La actividad física es de suma importancia para reducir la glucosa en sangre. (Foto: Shutterstock)
“Tenga como objetivo hacer ejercicio moderado durante treinta minutos diarios. Puede hacerlo todo a la vez o intentar con sesiones de diez minutos, distribuidas a lo largo del día. Si elige una actividad que disfruta, mayor será la probabilidad de que continúe con ella. La disponibilidad de contadores de pasos, hasta los de los teléfonos inteligentes, puede ayudarle a llevar la cuenta de su actividad. Tenga como objetivo alrededor de diez mil pasos diarios”, recomienda el endocrinólogo.
La alimentación es otro factor primordial para mejorar. El consumo de frutas, verduras y cereales integrales ayuda, y mucho. Hay que evitar azucares simples y consumo de alimentos procesados. De más está decir que la consulta con un profesional de la salud es ideal para elaborar un plan adecuado de alimentación. Además, hay que tener presente la revisión de glucosa sanguínea, por lo menos una vez al año. Lo ideal es atacar el problema con tiempo, para que no crezca.
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