Se instauró el 28 de mayo para generar conciencia sobre la relación entre una alimentación adecuada y una buena salud. ¿Cómo impacta la alimentación en nuestro sistema inmunológico? ¿Por qué una persona con obesidad puede tener “hambre oculta”?
El 28 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Nutrición, instituido por la Organización Mundial de la Salud, para generar conciencia de la importancia de alimentarse adecuadamente para nutrir el cuerpo y tener buena salud.
La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud. Una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental.
Se entiende por malnutrición las carencias, los excesos o los desequilibrios de la ingesta de energía y/o nutrientes de una persona. Esta abarca dos grupos : uno es la desnutrición, que comprende el retraso del crecimiento (estatura inferior a la que corresponde a la edad), la emaciación (peso inferior al que corresponde a la estatura), la insuficiencia ponderal (peso inferior al que corresponde a la edad) y las carencias o insuficiencias de micronutrientes (falta de vitaminas y minerales importantes). El otro es el del sobrepeso y la obesidad, siendo estas últimas el disparador de decenas de enfermedades como diabetes, hipertensión y dislipemias, entre otras.
Muchas familias no tienen recursos para adquirir suficientes alimentos nutritivos, como frutas y verduras frescas, legumbres, carne o leche, o no tienen acceso a ellos, mientras que los alimentos ricos en grasas, azúcar y sal son más baratos y se pueden adquirir más fácilmente, lo que propicia el rápido aumento del sobrepeso y la obesidad entre los niños y adultos, tanto en los países pobres como en los ricos, donde mas del 60% de las personas presentan exceso de peso.
Cuando analizamos el estado nutricional de un paciente en el consultorio, nos guiamos con parámetros como peso, altura, perímetro de cintura , pero estos datos no nos permiten analizar lo que llamamos hambre oculta, que es definida como la deficiencia de micronutrientes (vitaminas y minerales), dado por el consumo insuficiente o deficiente de los alimentos que son fuente de estos micronutrientes esenciales, tales como frutas, legumbres y verduras, pescados y aceites vegetales, además de la leche y sus derivados. En contraposición al hambre clásica o a la mala nutrición, el hambre oculta puede aparecer hasta en personas que ingieren calorías de manera adecuada o en las que presentan exceso de peso u obesidad. O sea, el hambre oculta no afecta solamente a individuos que viven en situación de escasez de comida, sino también a los que consumen alimentos en exceso.
Una tercera parte de la población mundial sufre de hambre oculta. Y en los países en desarrollo, esta deficiencia es más observada, esencialmente, con relación a la vitamina A, al hierro y el zinc, llevando no sólo al perjuicio del crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes, sino también comprometer el sistema inmunológico, afectando las defensas del organismo ante virus, bacterias y oors patógenos. Dato no menor es este momento donde nos encontramos atravesando la pandemia por Covid-19.
Una alimentación saludable se define como aquella que es suficiente, completa, equilibrada, satisfactoria, segura, adaptada al comensal y al entorno, sostenible y accesible. Se recomienda:
Mantener una buena hidratación.
Consumir al menos 5 raciones de frutas y verduras diarias.
Elegir el consumo de productos integrales, legumbres, frutos secos, semillas, aceite de oliva.
Elegir productos lácteos, preferentemente bajo en grasas.
Evitar alimentos ultraprocesados, y comidas rápidas.
Mantener el consumo de sal por debajo de los 5 gramos diarios.
Hace más de 50 años estamos padeciendo una pandemia silenciosa, la de la obesidad, hoy agravada por el Covid-19, donde se exacerbó el número de dichos pacientes, ya que más del 50% de la población aumentó de peso desde que comenzó la pandemia.
La ganancia de peso, como unos de los casos de malnutrición, no deja de ser juego entre las calorías que ingerimos y las que gastamos, la actividad física incrementa ese gasto de energía y es el paso fundamental para mantener un peso saludable, además realizar actividad física estimula mecanismos químicos y hormonales para que nuestro cuerpo – active el metabolismo- y de señal a nuestro organismo para no acumular tejido adiposo y, por ende, no aumentar de peso.
La alimentación evoluciona con el tiempo, y en ella influyen muchos factores socioeconómicos (ingresos económicos, precios de los alimentos, creencias individuales, culturales, etc.) que interactúan de manera compleja y determinan modelos dietarios personales.
El fomento de un entorno alimentario saludable y, en particular, de sistemas alimentarios que promuevan una dieta variada, equilibrada y sana, requiere de la participación de distintos sectores, incluidos los gobiernos, el sector público y el sector privado.
-* El Dr. Cristian Lecussan (MN 131102) es Médico especialista en obesidad y miembro de Bionut Obesidad.
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