Cuando el cuerpo se expone a temperaturas muy bajas pierde más calor del que es capaz de generar. Este cambio no afecta solo a las vías respiratorias pero ¿qué influencia tiene en el flujo vaginal?
Labios secos, agrietados. Manos, orejas y narices frías. Dentro de estos clásicos de los días «polares», surge una teoría conocida como «vagina de invierno» que sostiene que con las temperaturas frías en el medio ambiente, la vagina se reseca. Esta situación podría causar no sólo dolor y molestias, sino un efecto adverso en las relaciones sexuales debido a la poca lubricación genital.
Desde ConBienestar consultamos con la ginecóloga Bárbara Seybold (MN 110.087) quien aclara que se trata de un mito: «La vagina tiene la misma temperatura que el resto del interior del cuerpo. En tal caso, los labios mayores de la vulva pueden llegar a resecarse, pero también hay algunas enfermedades de la piel que afectan esa zona y producen sequedad». Agrega que lo mejor es consultar al médico para encontrar la causa.
«En general cuando hay resequedad, es por falta de estrógenos asociados a la menopausia», señala Seybold, experta en climaterio y ginecoendocrinología del Hospital Nacional Prof. A. Posadas. También, aclara que los lavados frecuentes con jabón, el uso de protectores diarios o toallitas húmedas influyen en la escasez de flujo. Algunas mujeres presentan este problema inmediatamente después del parto o mientras están amamantando cuando los niveles de estrógenos están más bajos. Si se produce sólo de vez en cuando, no es necesario prestarle mucha atención pero en caso de que se acompañe de otros síntomas o se produzca de forma frecuente y sostenida, entonces sí es motivo de consulta médica.
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