A pesar de ser un trastorno muy conocido y frecuente, existe una gran cantidad de ideas instaladas en la sociedad que impactan negativamente sobre el diagnóstico y tratamiento.
El asma afecta a casi 340 millones de personas en todo el mundo y a 4 millones de argentinos, aunque la mitad no lo sabe. Es la enfermedad respiratoria no transmisible más frecuente en niños y adultos. Debido a que compromete principalmente a la población más activa de la sociedad, se estima que genera ausentismo escolar en aproximadamente el 60% de niños asmáticos y una pérdida de productividad laboral promedio del 35%.
Se trata de una enfermedad crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías que conducen el aire a los pulmones (los bronquios). Los síntomas pueden manifestarse varias veces al día o a la semana, y en algunos casos empeoran durante la actividad física o por la noche.
Este día, se celebra todos los 4 de mayo desde 1998 a partir de la primera “Reunión Mundial del Asma” efectuada en Barcelona, España. Desde entonces, la participación ha aumentado con cada celebración y la fecha se ha convertido en uno de los acontecimientos de concientización más importantes del mundo. Su objetivo está centrado en mejorar el conocimiento de esta enfermedad y recabar la atención de la sociedad en general, optimizando los cuidados de los pacientes que la padecen de todas las edades.
Entre las principales metas del “Día Mundial del Asma” se encuentran: reducir los factores de riesgo que pueden desencadenar una crisis de asma; promocionar la enseñanza del manejo ante una crisis de asma; y, profundizar la relevancia de efectuar adecuadamente un tratamiento de prevención.
Con Bienestar habló con Adrián Cruciani, especialista en medicina interna y secretario técnico de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), que explicó que el asma es una enfermedad crónica, muy frecuente en pediatría. “Tiene síntomas clínicos que son sibilancias, una manifestación de broncoespasmo. Es una enfermedad que inflama los bronquios, que puede producir tos, falta de aire (conocida como disnea) y opresión en el pecho. Es muy frecuente en niños y lo que hay que evitar son las exacerbaciones. Las infecciones pueden provocar infusiones virales y empeoramiento del asma que puede llevar al paciente a una internación”, sostuvo.
En ese sentido, el especialista explicó: “Hay básicamente cuatro tipos de asma: asma intermitente, persistente moderado, leve y grave. Se medican habitualmente con broncodilatadores inhalados, que pueden ser corticoides o medicaciones más complejas en los casos más graves. Con respecto al covid, no está demostrado que el asma sea un riesgo importante o pueda aumentar la gravedad de la enfermedad. No obstante, el coronavirus puede sumar riesgo a la enfermedad y se ha visto a pacientes asmáticos con covid que han tenido una mayor tasa de intubación y de ventilación mecánica, pero no parece ser un agravante. Aun así, es muy importante mantener un buen control del asma para no llegar a un cuadro complicado. Algunos expertos sostienen que los asmáticos crónicos deben mantener la toma de los medicamentos durante la pandemia porque sostener un buen control del asma ayuda a disminuir el riesgo de exacerbación. Además, no está comprobado que estos medicamentos tengan un efecto adverso en el recurso de la infección por coronavirus”.
La causa del asma no se conoce, pero los mecanismos de esta inflamación están bastante claros. Existen factores predisponentes como por ejemplo la combinación de una predisposición genética con la exposición ambiental a sustancias y partículas inhaladas, como alergenos dentro de las viviendas, el humo del tabaco, irritantes químicos o la contaminación atmosférica. También juega un rol no menor el antecedente de otras manifestaciones de alergia como rinitis, eczema, urticaria.
A pesar de ser una enfermedad muy conocida y frecuente, existe gran cantidad de mitos instalados en la sociedad que impactan negativamente sobre el diagnóstico y tratamiento, poniendo en riesgo a quienes la padecen. La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria está llevando a cabo una campaña nacional para aclarar todas las dudas y conceptos errados frecuentes respecto al asma:
El asma en los niños se cura con el desarrollo. FALSO: es una enfermedad crónica que varía a lo largo de la vida del paciente, que eventualmente puede entrar en remisión y no requerir tratamiento.
La natación mejora el asma. FALSO: la actividad física beneficia a los pacientes, pero el tratamiento adecuado debe permitirle realizar la actividad que prefiera.
Si tuve asma en la infancia, podría volver a tenerlo. VERDADERO: la remisión del asma puede ser temporaria y reaparecer más adelante en la vida.
Si no tengo síntomas, no necesito tratamiento. FALSO: estar sin síntomas es lo mejor que puede pasar, continuá igual.
Durante el embarazo, la medicación para el asma se suspende. FALSO: el tratamiento no afecta el embarazo, por el contrario, el abandono del mismo puede generar complicaciones por falta de control.
El asma puede comenzar en la tercera edad. VERDADERO: existe un tipo de asma que puede comenzar en edades más avanzadas, aunque siempre deben descartarse otras enfermedades.
Los inhaladores generan adicción. FALSO: constituyen la piedra angular del tratamiento. Debe consultar a su médico para ver cuál es el adecuado.
Un tratamiento adecuado provee una buena calidad de vida. VERDADERO: el objetivo que el paciente tenga una vida plena, sin síntomas y sin crisis.
Los corticoides inhalados afectan la presión o generan diabetes. FALSO: son de acción local, igual que una crema dérmica.
Los inhaladores hacen mal al corazón. FALSO: los broncodilatadores de acción corta pueden provocar aumento de la frecuencia cardíaca y/o palpitaciones, pero no efectos tóxicos.
Todos los asmáticos tienen “ataques”. FALSO: el tratamiento adecuado los suprime.
Hay otros tratamientos que no sean con inhaladores. VERDADERO: se suman cuando los tratamientos inhalados son insuficientes.
El tratamiento del asma debe ser siempre iniciado por un neumonólogo. FALSO: su médico clínico puede indicar un tratamiento.
El asma es un factor de riesgo para COVID-19. FALSO: por sí misma, no predispone a las infecciones. El tratamiento adecuado protege de las complicaciones (crisis) que puede desencadenar una infección, como la provocada por COVID-19.
El asma o su tratamiento pueden generar una peor evolución de COVID-19. FALSO: no es un factor de riesgo en COVID y tampoco su tratamiento, por lo que es fundamental que no se suspenda.
Para evitar caer en los mitos mencionados anteriormente y tantos otros que circulan acerca de esta enfermedad, es clave efectuar las consultas médicas correspondientes y no realizar modificaciones en el tratamiento sin la indicación de su médico.
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