Muchas veces una enfermedad requiere algo más que un medicamento o una cirugía. Se necesita que esa persona con alguna afección realice cambios en su estilo de vida. Es lo que suele indicar un gastroenterólogo, un cardiólogo o un diabetólogo. Entonces el paciente piensa cosas como esta: ¿cómo voy cambiar, si yo soy así? Sabemos que una simple indicación para generar un cambio no basta para que éste se concrete.
El médico frente a una consulta por enfermedad física o emocional pronto siente la necesidad de ofrecer soluciones y ayudar a generar cambios positivos. Sin embargo estas nobles intenciones terminan siendo decepcionantes al comprobar que esos consejos profesionales o adecuadas prescripciones no son seguidas por el paciente como se suponía.
La atención médica ha rotado a un nuevo paradigma. Antes el profesional de la salud era el único que desempeñaba un papel activo en la consulta, dado que se asumía como el poseedor del saber, mientras que el paciente permanecía alejado del conocimiento de su dolencia, pasivo a la espera de indicaciones. En tiempos actuales los profesionales de la salud encuentran que sus pacientes no obedecen a ciegas, prefieren decidir sobre los temas que conciernen a su salud, y disponen de abundante información, a veces mal utilizada. Aquel modelo paternalista de atención se desmorona ante una relación de ayuda menos asimétrica, más equilibrada. Se genera un acuerdo de adultos donde el saber del profesional negociará con la responsabilidad del paciente, poniendo en juego su experiencia y conocimientos.
La aparición del Coaching como metodología basada en la comunicación, puede resultar una herramienta sorprendentemente útil para muchos profesionales de la salud. Al mejorar las habilidades comunicativas, se pueden ampliar las posibilidades de generar una ayuda más efectiva, aclarar situaciones, encontrar nuevos objetivos y, sobre todo, ponerse en acción.
De manera que ante la enfermedad o el malestar, se puede aumentar la posibilidad de generar cambios positivos, evitando ofrecer respuestas o soluciones rápidas, y en vez de ello, estimular la curiosidad, hacer preguntas, generar reflexión.
El Coaching aplicado en salud es una herramienta terapéutica que se utiliza para ayudar a la persona-paciente a descubrir sus propios objetivos y a encaminarse hacia ellos.
¿Qué beneficios tiene el Coaching Nutricional?
Es un proceso o metodología que ayuda a la persona a tomar conciencia, responsabilidad, compromiso, confianza, habilidades y determinación para participar de manera más efectiva en el cuidado de su alimentación. Busca generar cambios reales y permanentes en sus hábitos alimentarios.
El Coach Nutricional complementa al experto en Nutrición, nunca lo sustituye. No hablamos de asesoramiento nutricional, tratamiento nutricional o consejo dietético. El Coach Nutricional facilita, guía y acompaña a la persona a llevar con eficacia y eficiencia los cambios nutricionales necesarios para llegar al objetivo propuesto (por ejemplo: bajar de paso).
Cuando especialistas en Nutrición y Coaching trabajan juntos logran, además del adelgazamiento, mejorar la gestión de emociones y adquirir nuevos hábitos. Para configurar un cambio de estilo de vida, disfrutable.
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