Consiste en la aparición de hormonas sexuales que generan vello, botón mamario o sudoración más temprano de lo normal.
Impacta sobre el presente de los afectados pero también sobre su crecimiento. Así lo aseguraron los especialistas en el lanzamiento de la campaña #HablemosDePubertadPrecoz. Se considera una evolución normal entre los ocho y los 13 años en las niñas, y entre los nueve y los 14 en los niños. Pero, ¿qué ocurre si se presenta antes de tiempo?
«La pubertad es ese pasaje de nuestros organismos entre la infancia y la adultez, es el período en que el cuerpo finaliza el crecimiento y desarrolla la capacidad de reproducción y es un proceso gradual, ordenado y progresivo», explicó Analía Freire, pediatra y endocrinóloga infantil del Hospital de Niños Ricardo Guitérrez.
Si bien puede haber distintas variantes, la campaña está focalizada en la Pubertad Precoz Central (PPC), que, según explicó Freire, es aquella que se desencadena cuando las hormonas provenientes de la glándula hipófisis (que se encuentra en el medio de cerebro) estimula a los ovarios o testículos para fabricar las hormonas sexuales.
La PPC es un trastorno poco frecuente y, si bien no hay estadísticas locales, se estima que su incidencia es de 8 casos cada 10.000 niñas y de 2,6 casos cada 10.000 niños.
«Los síntomas más comunes en las niñas es la aparición del botón mamario, lo que puede ocasionar molestias en la zona; en los varones crece el tamaño testicular y puede estar acompañado por vello pubiano y olor sudoral», describió la especialista.
Más allá de los efectos psico-sociales que provoca en el presente, la PPC puede afectar el crecimiento: «las hormonas sexuales estimulan la maduración de los cartílagos de crecimiento, esto puede provocar un ‘estirón’ durante ese periodo pero también que los cartílagos se ‘cierren’ antes de lo normal, afectando la estatura adulta que queda inferior al potencial genético», describió.
En el plano psicosocial, la niña o el niño experimentan un llamado biológico que les hace perder el «caparazón» de la infancia, pero no tienen la estructura aún de la adolescencia, es decir, no están listos en su madurez emocional para afrontar estos cambios, lo que produce vergüenza, enojo, culpa, explicó por su parte Maritchu Seitún, psicóloga especializada en crianza. «Esto tiene un efecto no sólo en el niño, sino en su familia y sucede cuando aparece cualquier situación inesperada durante el crecimiento. Los padres se angustian, no pueden contener y la situación empeora».
En ese contexto, ante la detección de los síntomas ambas especialistas recomendaron la consulta con el médico: «obtener un diagnóstico lo más temprano posible puede habilitar el inicio del tratamiento, que es hormonal y mínimamente invasivo, y detener el proceso hasta que el cuerpo esté preparado», coinciden.
Freire señaló que el tratamiento es seguro y eficaz y lo que hace es detener esa producción de hormonas sexuales para evitar el cierre temprano de los cartílagos de crecimiento y se administra con inyecciones en la zona glútea cada 8 o 12 semanas, dependiendo del caso.
«También es importante el acompañamiento psicológico del niño y de la familia. La búsqueda de grupos de pares que permiten salir del aislamiento y de la sensación de que ‘esto me pasa a mi solo'», sostuvo por su parte Seitún.
La campaña #HablemosDePubertadPrecoz es impulsada por la Asociación Civil Creciendo, una ONG conformada por madres y padres de niñas y niños con problemas de baja talla por causas orgánicas fundada hace más de 30 años.
El objetivo es visibilizar este trastorno mediante la elaboración de material de difusión disponible en la página www.pubertadprecoz.com y en soporte de papel que será distribuido en escuelas y consultorios médicos.
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