Es una acción que hacemos sin pensar y tal vez por eso nos perdemos algunos beneficios. Sin ella no vivimos, pero sin realizarla de manera consciente no vivimos como deberíamos.
Pensá. Ahora mismo. ¿Hace cuánto que no le das la atención necesaria a la respiración? Seguro que en este preciso momento tu mente está ahí, pero si mirás para atrás te das cuenta que hace mucho no lo hacés, quizás pasaron días de la última vez que inhalaste y exhalaste con la conciencia que merece.
Al tratarse de un acto mecánico, es una acción que hacemos en segundo plano. Podemos estar estresados, angustiados, ansiosos, tristes, enojados y cualquiera sea nuestro sentimiento o actitud, nuestro cuerpo seguirá trabajando en eso. Pero no de la manera que debería. Muchos pasan por alto que tener plena conciencia en ella, y desarrollarla como se debe, puede ayudarnos a enfrentar sentimientos negativos de una manera más adecuada y beneficiosa.
«Podemos pasar días sin comer, solo algunos sin tomar, pero apenas unos minutos sin respirar”, explica a Con Bienestar la profesora de yoga y reiki Silvia De Giusseppe. “El aliento es vida y al no incorporarlo debidamente nos estamos negando a lo profundo de ella”, afirma.
El yoga basa toda su práctica en el trabajo consciente sobre la respiración. Esta tiene el poder de transformar y renovar la energía en nosotros, además de regular los estados emocionales que dependen tanto de los pensamientos como de la fisiología.
Realizarla de la manera correcta genera que el cuerpo se relaje, y a medida que el cuerpo se va soltando se optimiza la disponibilidad de oxígeno y disminuye el nivel de dióxido de carbono. Esta acción libera la tensión muscular, disminuye la actividad del sistema nervioso simpático y aumenta la del parasimpático (ambas forman el sistema nervioso autónomo, que controla las funciones y actos involuntarios).
“Respirar y controlar esta energía vital se convierte casi en un sinónimo de esta disciplina ya que nuestra calidad de vida dependerá de nuestra calidad de respiración, de la capacidad que tenemos para absorber, retener y distribuir en nuestro cuerpo esta energía que los yoguis de India llaman prana”, describe De Giusseppe, quien lleva 29 años como profesora en el Instituto Laksmi, en Temperley.
Prana, energía vital
El prana es la energía vital universal, energía cósmica bajo todas sus formas. Está en la materia, en el aire, en el agua, en los alimentos, en la luz del sol y, sin embargo, no es ninguna de estas cosas en sí misma. Es la energía sutil la que recorre y anima todo el universo, la suma de las diferentes fuerzas de la naturaleza.
Si podemos observar, controlar y dirigir nuestra respiración, también podríamos hacerlo sobre cada una de nuestras emociones y sobre nuestros estados de ánimo.
Por su parte, el pranayama, una de las prácticas centrales del yoga, es el control de la respiración, el control de esta energía vital. Permite a través de sus ejercicios, una mejor absorción, almacenamiento y distribución del prana en el sistema. A través de ella, nos otorga fuerza, salud, brillo y, justamente, energía de vida.
“El control de la respiración para los yoguis de la india va mucho más allá de la copia de la vitalidad y la salud, también se lo tiene en cuenta para ordenar los planos emocionales y mentales”, indica De Giusseppe.
Tres niveles
Existen tres niveles básicos para llevar a cabo la respiración. Uno es a nivel de las clavículas, que es más superficial, el otro, a nivel de las costillas o nivel medio, y el tercero, la más profunda a nivel abdominal, todas ellas formarían lo que sería “la respiración yóguica completa”. Esta respiración une estos tres niveles y restituye la capacidad total de respirar en cada persona.
Y no por ser uno de los pilares fundamentales del yoga quiere decir que solo en una clase hay que implementar una respiración consciente. Estas acciones deben ser llevadas a cabo en nuestra vida diaria, tanto para aquellos que practican la actividad como para los que nunca la hicieron. Observar, estar en sintonía con el aquí y ahora, y entender la mecánica que nos hace vivir segundo a segundo es un ejercicio muy sencillo.
Control de nuestras emociones
«A mayor agitación, alteración emocional, mental, a través de miedos o distintas emociones, nuestra respiración se hace rápida, más superficial y más irregular. Mientras que, a mayor concentración, mayor serenidad y relajación, la respiración es mucho más lenta, más profunda, entonces entenderíamos que, si podemos observar, controlar y dirigir nuestra respiración, también podríamos hacerlo sobre cada una de nuestras emociones y sobre nuestros estados de ánimo», afirma la instructora de yoga y reiki.
La respiración, la concentración y la meditación son algunos caminos que las personas que hacen yoga encuentran para su propio beneficio. “Yoga es mucho más que mover el cuerpo, es mirar hacia adentro y empezar a corregir todo aquello que quedó tapado o guardado y que no está en orden para generar lo que necesitamos”, explica De Giusseppe, y agrega: “Vivir en paz, vivir en equilibrio, tener salud mental, emocional y física”.
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