Científicos argentinos radicados en el Reino Unido y Portugal sientan las bases para estudiar el Parkinson, la corea de Huntington y otras enfermedades neurodegenerativas.
La mantención o corrección de la postura dependen de un simple sistema genético. Esto es lo que estableció un estudio liderado por científicos argentinos que trabajan en Europa, según publica la Agencia CyTA-Fundacion Leloir.
El trabajo fue desarrollado con moscas del género Drosophila, que posibilita un marco para comprender mejor la base molecular del control del movimiento y en el largo plazo podría contribuir a un mejor entendimiento de patologías que afectan el control motor, como la corea de Huntington y la enfermedad de Parkinson.
“A pesar de que los insectos y los mamíferos (incluyendo al ser humano) son muy distintos entre sí, los programas genéticos que controlan su formación y funciones vitales son muy semejantes”, afirmó el director del estudio, el doctor Claudio Alonso, investigador del Wellcome Trust y Profesor de Neurobiología del Desarrollo de la Facultad de las Ciencias de la Vida de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido.
“Por esta razón, los hallazgos que tienen lugar en moscas Drosophila a menudo sientan las bases para entender procesos biológicos en otros sistemas tales como los mamíferos”, añadió Alonso, quien es egresado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. La otra participante argentina del estudio es la doctora María Eugenia Chiappe, egresada también de Exactas de la UBA y actual investigadora de la Fundación Champalimaud, en Lisboa, Portugal.
Tal como revela la revista “Current Biology” en su edición del 19 de Agosto del 2019, Alonso, Chiappe y sus respectivos equipos en el Reino Unido y Portugal demostraron que el gen “miR-iab4” reprime a otro gen, perteneciente a la familia de los genes Hox, modificando la fisiología neuronal y dando lugar a una serie de movimientos que permiten corregir la postura en diferentes circunstancias. Por ejemplo, ese sistema genético permite a las moscas adultas volver a su posición normal cuando se las pone “patas arriba” revelando así un efecto genético en la actividad de un circuito neuronal que subyace a un movimiento complejo.
De acuerdo con Alonso, es posible que un sistema análogo pueda operar en humanos. Por ejemplo, en múltiples secuencias motoras centrales que controlan la “postura corporal”, tales como cuando los bebés rotan en una cama u en otra superficie. Antes de este trabajo, la comunidad científica pensaba que los genes “Hox” solo participaban de procesos vinculados con el desarrollo como la formación de estructuras corporales y el cerebro.
El trabajo liderado por Alonso sugiere ahora que también están involucrados en el comportamiento. “Descifrar el programa genético que controla movimientos específicos podría, en el largo plazo, contribuir al estudio del descontrol motor que caracteriza a enfermedades neurodegenerativas tales como el Parkinson y Huntington”, señaló el investigador argentino.
Del avance también participaron el primer autor del trabajo, Raouf Issa, y João Picao-Osorio, ambos integrantes del grupo de Alonso, así como Nuno Rito, del laboratorio de Chiappe.
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