Una vacuna contra el Covid-19 servirá de poco. Para ese entonces, el 70% de la población estará contagiada, con o sin síntomas, o recuperada con anticuerpos que hacen innecesaria la vacunación.
La mejor vacuna es volver a trabajar, con higiene, protección, alimentación, ejercicio y sueño, para exponernos al virus y obtener inmunidad natural.
Estamos erróneamente centrando casi toda la esperanza en una vacuna contra el Covid-19 que, para el momento que esté disponible, servirá para un grupo reducido de personas no infectadas. Para el resto de la población o llegará tarde, porque habrá muerto, o será innecesaria porque ya tendrán inmunidad natural por contacto con el patógeno.
Cabe destacar que a pesar de que hace décadas disponemos de vacuna contra la gripe y vacuna contra la neumonía, se mueren respectivamente 10 mil y 20 mil argentinos por año por dichas enfermedades.
Es decir que sigue siendo mejor alimentarse bien, airearse mucho, ejercitarse bastante y descansar suficiente, para mantener el sistema inmunológico fuerte ya que éste es el único que nos defenderá del virus, además de Paracetamol, Remdesivir, Hidroxicloroquina, Lopinavir, Ivermectina y otros fármacos.
Esperar pasivamente en “cuarentena eterna” una vacuna, que correrá la misma suerte errática que las de gripe y neumonía, es sanitariamente perjudicial, ya que el encierro baja las defensas y predispone a la obesidad, el alcoholismo, el tabaquismo, los problemas mentales, los dolores musculares y las enfermedades cardíacas y metabólicas.
Además, recibir el setenta y cinco por ciento del salario enferma y hacinarse en propiedades horizontales de pocos metros cuadrados es contrario al indispensable distanciamiento social.
En conclusión, la mejor vacuna es volver a trabajar, con higiene, protección, alimentación, ejercicio y sueño, para exponernos al virus y obtener inmunidad natural.
Mejor salir ahora, después será tarde porque no habrá ni salud ni trabajo.
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