Correr para bajar de peso: ¿cuál es la forma más eficiente?

Muchas personas optan por el running para mejorar su forma física. Ámbito contactó al entrenador de atletismo Fernando Díaz Sánchez despejar las dudas más frecuentes.

La decisión de bajar de peso está linkeada directamente con empezar a salir a correr. Si bien las opciones para lograr ese objetivo son múltiples, el colectivo tiene a ambas hermanadas, algo que en realidad no está mal ya que según un estudio realizado por la prestigiosa Clínica Mayo de Estados Unidos el running es la actividad más eficiente a la hora de consumo energético.

Sin embargo, hay diferentes ejercicios que se pueden hacer y no todos son igual de efectivos si el objetivo es perder peso: “Se habla de correr más lento para bajar de peso en un llamado al factor fisiológico, que es la beta oxidación, la utilización de grasas como combustible. Las grasas necesitan presencia de oxígeno para oxidarse, para utilizarse como combustible. En el caso de correr más rápido, el gasto se orienta hacia otros sustratos o vías metabólicas”, explica el entrenador de atletismo Fernando Díaz Sánchez en diálogo con Ámbito.

“Por eso se habla de hacer un ejercicio más lento, aeróbico, que quiere decir en presencia de oxígeno, y será un poco más sustancial hacia ese objetivo que se quiere realizar. Por eso muchas veces está indicado caminar, que es muy efectivo”, aclara el Técnico Nacional del Área de Cross, Trail y Montaña de CADA (Confederación Argentina De Atletismo).

Luego, Díaz Sánchez explica que la duración de cada trabajo y la frecuencia semanal dependerá exclusivamente del nivel de entrenamiento, físico y clínico de cada individuo: “Un ajuste al metabolismo necesita al menos una frecuencia de tres a cuatro veces a la semana y la duración dependerá de la capacidad de cada uno y de lo que el médico haya aconsejado. El mismo puede oscilar entre los 15 y 50 minutos”.

Un error muy común de las personas que empiezan a correr es el de esperar buenos resultados realizando siempre el mismo ejercicio. Si bien en un principio se verán cambios, llegará un punto, no tan lejano en el tiempo, donde se alcanzará un techo, el cual sólo podrá quebrarse variando los trabajos, sumando a la supervisión profesional.

“El principio de multiplicidad o variabilidad, según el texto, es fundamental. En el entrenamiento nosotros mejoramos el buen stress físico que podemos infringir en el cuerpo, regulado. Si hacemos siempre lo mismo, la homeostasis va a ser repetitiva, no va a generar adaptaciones, no va a trabajar umbrales y menos superarlos. Entonces la buena periodización y planificación integrada que tengas va a darte o no buenos resultados”, explica el Director General y Técnico del Fer Team Track & Field.

Derribando un mito
Mucho se habla de “la mejor hora para entrenar”. Inclusive, algunos textos en internet recomiendan salir a entrenar en ayunas, algo que puede ser muy peligroso para nuestro cuerpo y nuestro organismo, ya que lo vamos a someter a una importante carga de trabajo.

“No hay bibliografía y en mi experiencia no puedo decir si son mejores los atletas que entrenan a la mañana o a la tarde. Yo creo que más que nada habría que regularlo con las actividades laborales, diarias o de estudio, sumado a los espacios de descanso. Obvio que lo mejor sería hacer tu actividad física y luego trabajar. Algunos puede y otros no, pero es muy particular. No hay un horario de mejores adaptaciones”, analiza Fernando Díaz Sánchez.

Algo en lo que hay que hacer hincapié antes de comenzar cualquier actividad física es en la realización de un chequeo médico para saber si nuestro cuerpo está preparado para asimilarla. Lanzarse a realizar un trabajo para el cuál no sabemos si estamos aptos puede traer graves consecuencias para nuestro cuerpo y nuestra salud en general.
“Lo primero que le pido a una persona es su apto físico. Lo estamos acompañando desde hace mucho tiempo con una antropometría, una medición que generalmente hacen los nutricionistas donde podemos ver nuestros balances de sobremasa muscular, ósea, grasa y residuales. De ahí, el profesional puede calcular cual puede acercarse a ser el peso óptimo de un individuo para no lastimarse y para que sea beneficioso para él, una especie de torque, que encontraremos con el entrenamiento adecuado e individual”, detalla el Head Coach New Balance Argentina.

Una vez logrado el peso ideal, llega el segundo objetivo, que es el de mantenerlo. Para Díaz Sánchez la clave está en la conducta: “El mantener el peso tanto en el plano recreacional como en el alto rendimiento es conductual. El estándar de peso que da el profesional debe ser beneficioso, agradable y empático para el individuo, para lograr estabilizarlo. Es importante que se pueda trasladar a través del tiempo”.

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