Congestión nasal

Cuando la nariz está taponada es necesario respirar por la boca, lo que facilita la entrada de gérmenes patógenos y reseca la garganta. Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a aliviar la congestión nasal.

La congestión nasal se produce al inflamarse la membrana que cubre el interior de la nariz, lo que origina una obstrucción que hace difícil respirar. Es el resultado de una vasodilatación de los capilares sanguíneos que se hallan en dicha mucosa como respuesta a un fenómeno inflamatorio. Se trata de un desagradable síntoma que acompaña siempre a trastornos como la gripe, el catarro, o las alergias que afectan al aparato respiratorio, bronquitis, sinusitis, faringitis…

El tabaco, la contaminación ambiental, los cambios bruscos de temperatura, o inhalar sustancias irritantes también pueden provocar que la nariz se tapone. Además, la mayoría de las personas (se estima que hasta ocho de cada diez) tenemos el tabique nasal más o menos desviado, lo que favorece el desarrollo de infecciones respiratorias, y también es una causa habitual de obstrucción nasal.

Cuando la nariz se encuentra taponada es necesario respirar por la boca, lo que facilita la entrada de gérmenes patógenos, así que las personas con este problema pueden padecer resfriados o gripe con más frecuencia. Además, el taponamiento nasal dificulta el descanso ya que, al no poder respirar normalmente por la nariz, el afectado se ve obligado a abrir la boca mientras duerme, lo que produce sequedad en la mucosa oral, y puede hacer que se despierte tosiendo.

En ocasiones todo el acúmulo mucoso se va eliminando en forma de mocos líquidos de manera constante; esta abundante secreción nasal se conoce como rinorrea, y puede originar tos o dolor de garganta.

La congestión nasal no es una enfermedad en sí misma, sino el síntoma de otras enfermedades que es necesario diagnosticar y valorar para indicar el tratamiento más adecuado. En la gran mayoría de los casos se debe a un problema banal y que se resuelve en un plazo breve, incluso sin tratamiento.

Las causas de la congestión nasal son habitualmente banales, pero debemos considerar estar atendiendo a si el acúmulo mucoso se produce en una o en las dos fosas nasales para poder tratarla con mayor eficacia.

Dentro de las causas de congestión nasal unilateral destacan:

La desviación del tabique nasal, siendo la causa más frecuente en pacientes adultos. Como se expuso previamente, hasta el 80% de las personas presentan patología del tabique nasal.
Sinusitis. La inflamación e infección de los senos paranasales puede ser una causa de congestión tanto aguda como crónica según el tipo de sinusitis. En ocasiones también la congestión reiterada puede conllevar una sinusitis estableciéndose un círculo vicioso.
Poliposis nasal. Aunque no es muy frecuente, existen pólipos que pueden llegar a obstaculizar el correcto drenaje del moco, y además predisponer a una inflamación de la mucosa y a procesos respiratorios crónicos. Así, existe un síndrome que agrupa la poliposis nasal con el asma y la intolerancia a la aspirina.
Cuerpos extraños. Sobre todo se observa en niños que manipulan sin vigilancia juguetes u otras partículas introduciéndose alguna de ellas en la fosa nasal y generando congestión y rinorrea.
En cuanto a las causas de congestión bilateral citaremos a las rinitis como causa principal, más habitualmente infecciosas (bacterianas o virales,), pero también las rinitis alérgicas.

En niños, la hipertrofia de amígdalas y adenoides pueden producir cuadros repetidos de este trastorno. Cabe destacar además a la rinitis vasomotora como una respuesta exagerada de la mucosa a fenómenos externos, y la rinitis por nicotina y cocaína.

Aunque la congestión nasal en sí es un síntoma y no una enfermedad, existen una serie de manifestaciones clínicas que pueden acompañarla y que debemos recordar.

La rinorrea o eliminación de moco es una manifestación habitual en este cuadro, precisando de un drenaje constante y secado con pañuelos que pueden originar una irritación con eritema de las alas de la nariz. Esto, a su vez, se presenta junto a pequeños sangrados que no suelen representar ningún problema alarmante, pues son el resultado de la rotura de alguno de los capilares dilatados.

En otro orden, cuando la congestión nasal se mantiene en el tiempo, puede interferir con el descanso nocturno, pues es común que origine cierta incomodidad para respirar, sobre todo en decúbito. En esta situación puede acompañarse de ronquidos y despertares bruscos. El hecho de tener obstrucción nasal obliga a respirar con la boca abierta generando sequedad de esta mucosa y mal aliento. Asimismo llega a interferir en la audición, y se asocia a un cambio de voz (voz nasal).

Cuando las causas sean infecciosas, pueden presentarse fiebre, dolores musculares y de cabeza, mientras que en los casos de congestión nasal alérgica se acompañarán de picor de ojos, enrojecimiento y múltiples estornudos.

Cuándo consultar al médico ante una congestión nasal
A pesar de que en la mayoría de las situaciones la congestión, taponamiento u obstrucción nasal no entraña ninguna enfermedad importante, debemos atender a algunas circunstancias que deben ser valoradas por el médico. Como norma general, aquellas que no se correspondan con una rinitis infecciosa común o un proceso alérgico deberían ser valoradas para poder etiquetarlas de una manera más precisa.

En este sentido, es recomendable consultar ante los siguientes síntomas asociados a la congestión nasal:

Una duración anómala. Es decir, procesos de más de siete días no suelen ser catarros comunes, y por tanto, deben ser evaluados.
Drenaje de moco purulento o con mal olor. Este hecho puede significar que exista una colección en alguno de los senos paranasales (sinusitis).
Presencia de ganglios anormalmente abultados en el cuello.
Epistaxis. La emisión de sangre por la nariz puede acompañar a la rinorrea o a la expulsión repetida de mucosidad, pero cuando se produzca en mayor cantidad debe ser valorada por su médico.
Sospecha de obstrucción por cuerpo extraño. En el caso de los bebés o niños de corta edad, cuando la obstrucción es unilateral y se sospeche que ha podido introducir un cuerpo extraño debe ser explorado por un médico. No es recomendable la extracción del mismo por parte de los padres, pues puede introducirse a planos más profundos.

Dado que la congestión nasal habitualmente no entraña ningún problema relevante, e incluso puede ser un trastorno pasajero y que remita sin tratamiento, el diagnóstico carece de importancia desde el punto de vista clínico. Solo en algunos casos, como los descritos previamente o cuando la obstrucción nasal afecte a un bebé e interfiera en su sueño y alimentación, o a un niño pequeño que no puede sonarse la nariz y al que no se deben administrar medicamentos, se consultará al médico, y es entonces cuando se pueden realizar algunas pruebas para establecer las causas.

Así, cuando se acompaña de fiebre o adenopatías es recomendable explorar los oídos y la garganta para visualizar las amígdalas o identificar algunos tipos de otitis que pueden presentarse conjuntamente.

En los casos de congestión nasal unilateral, la inspección por parte del médico u otorrino debe encaminarse en la búsqueda de pólipos o cuerpos extraños en la nariz, que deberán extraerse con sumo cuidado, y nunca por parte de personas inexpertas como los padres.

Cuando la sospecha sea la sinusitis, la exploración y alguna radiografía de los senos paranasales en los adultos pueden establecer definitivamente el diagnóstico de congestión nasal.

En los casos secundarios a fenómenos alérgicos la sintomatología que manifiesta el paciente y el contexto en el que se produce la congestion, obstrucción, o taponamiento nasal (como la estación del año, o la exposición a alérgenos o sustancias irritantes), son suficientes para iniciar un tratamiento.En los niños mayores, jóvenes y adultos, la congestión nasal es una molestia sin consecuencias importantes, aunque puede afectar a la calidad del sueño y ser motivo de ronquidos y sequedad de garganta, ya que la persona dormida necesita abrir la boca para poder respirar.

En los bebés, sin embargo, la obstrucción nasal puede interferir con el desarrollo de la audición y del lenguaje, y el exceso de mucosidad puede obstruir la tropa de Eustaquio y provocar dolor de oídos e infección. Además, una buena función respiratoria es necesaria para que el niño se alimente y duerma correctamente. Por ello, es importante identificar los signos que indican que tu hijo tiene la nariz taponada, y consultar con el médico para que determine las causas e indique el tratamiento más adecuado.

Síntomas y consecuencias de la congestión nasal en los bebés
En los bebés y niños pequeños la congestión nasal puede originar síntomas como:

Dificultades para respirar.
Somnolencia y problemas para conciliar o mantener el sueño.
Problemas para comer. Especialmente durante los primeros meses de vida, la obstrucción nasal puede complicar la lactancia, ya que el bebé no podrá respirar por la nariz mientras se alimenta.
Infecciones reiteradas en las vías respiratorias superiores
Lagrimeo excesivo.
Dolor de garganta.
Molestias en los oídos.
Para estos niños, que no pueden sonarse la nariz por sí mismos, es aconsejable emplear productos naturales, como soluciones salinas, para humidificar y limpiar sus fosas nasales, y favorecer la expulsión de secreciones. También se pueden extraer los mocos con cuidado con una pera de goma especial para bebés.

En general, es bueno poner un humidificador en la habitación del bebé (que puede ayudar a aliviar la inflamación y aclarar la mucosidad), y sostenerle boca abajo de vez en cuando para facilitar el drenaje de la mucosidad, aunque siempre se debe consultar previamente al pediatra.
Es importante determinar la causa de la congestión nasal para el tratamiento de la afección a la que está asociada. En el caso de que se haya producido a consecuencia de una gripe, el tratamiento con medicamentos antigripales que le prescribirá su médico contribuirán a que los mocos fluyan al exterior, aliviando la obstrucción. Por el contrario, si el taponamiento se debe a una reacción alérgica, los antihistamínicos pueden paliar los síntomas.

Existen también medicamentos especialmente indicados para descongestionar la nariz, que actúan constriñendo los vasos sanguíneos situados en el revestimiento interior de la nariz. Estos fármacos alivian el taponamiento, aunque no influyen sobre otros síntomas como la rinorrea (exceso de mocos). Sin embargo, no es conveniente emplearlos durante más de tres días seguidos porque de lo contrario se puede producir un “efecto rebote” que haría empeorar la congestión. En este grupo existen múltiples agentes farmacológicos como son la oximetazolina, los antihistamínicos intranasales y los corticoides. Algunos dispositivos llevan aparejados dos fármacos lo que potencia su efecto. Su administración debe realizarse por la mañana y antes de dormir. No son recomendables durante un período prolongado.

La congestión nasal se puede aliviar también con otros productos que, además, no interfieren en la acción de otros medicamentos utilizados para tratar la afección que ha originado este síntoma. Se pueden emplear, por ejemplo, soluciones salinas de agua de mar, que han demostrado su eficacia para descongestionar la nariz y, además, no presentan contraindicaciones ni efectos secundarios, por lo que se pueden administrar a mujeres embarazadas e, incluso, a bebés.

Las soluciones salinas de agua de mar, que se comercializan generalmente en forma de spray, sirven para humedecer y limpiar la mucosa nasal, disminuir su inflamación, aliviar la sequedad y el ardor, y facilitar la expulsión de las secreciones nasales, lo que permite al paciente respirar con normalidad.

En casos de cuerpo extraño la extracción debe realizarse por un profesional médico, preferentemente el otorrinolaringólogo o pediatra, para evitar complicaciones mayores. En el caso de la poliposis nasal, debe considerarse su extirpación por el otorrino.

Consejos para prevenir y aliviar la congestión nasal
Otras medidas que puedes adoptar para respirar mejor son:

Al dormir, no te coloques en posición horizontal, sino en una postura que permita mantener la cabeza algo elevada (con la ayuda de cojines, por ejemplo).
Anticípate a la congestión alérgica en las estaciones del año donde sabes que se inicia la floración de los agentes de tu alergia. Usa mascarilla si es preciso cuando camines por la calle y aplícate los descongestionantes y antihistamínicos por anticipado.
Bebe mucho líquido para mantenerte hidratado.
Reduce la sequedad del ambiente (sobre todo en el dormitorio) con la ayuda de un humidificador.
Respira vahos de eucalipto, especialmente antes de acostarse.
No fumes ni permanezcas en ambientes con humo.
Evita el contacto con sustancias que te puedan producir irritación nasal (pelo de mascotas, polvo, productos con olores fuertes…).

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