Se aprobó un tratamiento que reduce los tumores en pacientes avanzados. Un logro esperanzador que nos acerca un poco más a la cura.
A partir de los 35 o 40 años, los ginecólogos les indican a las mujeres hacer su primera mamografía. Es entonces cuando la cuestión del cáncer de mama entra en las conversaciones con mayor presencia. Si bien no hay que obsesionarse, es clave conocer esta enfermedad, mantenerse informados (todos, no sólo las mujeres) y estar al tanto de los avances para su cura.
Es el cáncer más frecuente entre las mujeres en América Latina y la incidencia está aumentando. De acuerdo a estimaciones de Globocan en 2018 fueron diagnosticadas 199.700 mujeres en el mundo con cáncer de mama y si la tendencia continúa se proyecta que para 2030 las afectadas serán 240.000.
Las terapias dirigidas han permitido que muchas pacientes no recaigan, y otras vivan más tiempo, con menos toxicidad, o al menos evitar los efectos adversos tradicionales de la quimioterapia
De un tiempo a esta parte
A partir de 1990, se empezó a entender mejor la composición de algunos tumores. Se descubrieron el oncogén HER2 y los genes BRCA1 y BRCA2. En ese momento, se realizó la primera terapia dirigida para atacar directamente el tumor.
En 2000 se describieron los distintos tipos de cáncer de mama basados en el perfil genómico de los tumores (antes solo se podían clasificar los tipos de cáncer en hormonal y no hormonal). En el presente ya se realizan terapias dirigidas para el cáncer de mama.
Ante este escenario que los expertos definen como promisorio, ConBienestar dialogó con la oncóloga doctora María Clara Horsburgh (MN 102045) para saber de qué se tratan las terapias dirigidas y por qué permiten pensar que se está más cerca de la cura del cáncer de mama.
“Las terapias dirigidas han permitido que muchas pacientes no recaigan, y otras vivan más tiempo, con menos toxicidad, o al menos evitar los efectos adversos tradicionales de la quimioterapia”, enumera la especialista.
Otro de los avances destacables es la posibilidad de que la quimioterapia endovenosa se pueda reemplazar por una inyección subcutánea, un procedimiento más corto y menos invasivo que ya está disponible. “En algunos casos la innovación favorece tanto a las pacientes como a los sistemas de salud, como es el caso de una droga que puede administrarse en forma subcutánea, en forma más rápida, permitiéndole a las pacientes disfrutar más de su tiempo”.
Finalmente, según revela la especialista, el último avance es la incorporación de la inmunoterapia a las posibilidades de tratamiento del cáncer de mama triple negativo.
– ¿Qué pacientes son candidatas a terapias dirigidas en cáncer de mama?
– Hoy en día existen terapias dirigidas para el cáncer de mama llamado receptor hormonal positivo, y para el HER2 positivo. Para el cáncer de mama triple negativo hay solo una terapia dirigida aprobada, pero no tiene un mecanismo específico contra el cáncer de mama (es un antiangiogénico, una droga que evita que el tumor forme sus propios vasos sanguíneos para recibir oxígeno y nutrientes para crecer). Aún con esta terapia los resultados son desalentadores. Por eso el entusiasmo ahora con la inmunoterapia. Pero aún queda mucho por hacer por las mujeres que son diagnosticadas.
– ¿Cómo es el camino del paciente hasta que logra acceder a las terapias dirigidas en nuestro país?
– En la Argentina, a partir de la aprobación de ANMAT, todas las pacientes tienen la posibilidad de recibir los tratamientos que necesiten, si bien el acceso a hacer efectiva esta posibilidad es muy variable, de acuerdo al sistema de salud y la información que recibe cada paciente.
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