Por miedo o vergüenza, hay pacientes que no se animan a expresar sus síntomas. Pero aliviar las enfermedades reumáticas requiere de un diálogo abierto con los profesionales de la salud.
Se estima que a nivel mundial, el 61 por ciento de los pacientes siente incomodidad al compartir sus preocupaciones y miedos con los médicos, indica la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR).
Por eso hoy, 12 de octubre, Día Mundial de la Artritis Reumatoidea, los especialistas insisten en fomentar un mayor diálogo entre pacientes y profesionales de la salud, y destacan la importancia que tiene la comunicación en el abordaje de la enfermedad.
“Estamos convencidos de que para mantener una correcta adherencia al tratamiento, es fundamental que el paciente conozca su enfermedad, no sienta temor de hablar con su médico, y pueda manifestar sus preocupaciones y miedos. Es la única forma de transitar juntos un camino terapéutico personalizado, con el objetivo de mejorar su calidad de vida”, aseguró el doctor César Graf (M.N. 85141), presidente de la entidad especializada.
“Aún hay pacientes que no se animan a expresarse o a decirnos realmente cómo están llevando su enfermedad, si mantienen su tratamiento de la forma indicada, si están autorregulando su medicación o si se acostumbraron a sentir dolor y no lo manifiestan. Incluso a veces, por vergüenza a volver a preguntar, se quedan con dudas respecto de las indicaciones y recomendaciones que les damos, resolviendo sus dudas en internet o con algún familiar”, describió el especialista.
“La mayoría de los pacientes presenta incomodidad al transmitir sus preocupaciones al médico. Por eso, es muy importante impulsar lo que nosotros llamamos escucha efectiva, una comunicación eficiente dentro del consultorio con el paciente que tenemos enfrente. Esta escucha debe hacerse de manera consciente, centrando toda la atención en la persona comunicadora, observar sus gestos, mostrando buena disposición, sin interrumpir y sin prejuzgar», propone la reumatóloga Dora Pereira (M.P. 16.265).
A su juicio, «que el paciente sea escuchado ayuda a su autoestima, lo hace sentir valorado y con mayor confianza. Y al hablar y al sentirse comprendido, puede tomar decisiones correctas más fácilmente” agrega la doctora Pereira, miembro del Comité de Educación a Pacientes de la Sociedad Argentina de Reumatología.
Las principales características de esta enfermedad inflamatoria crónica y autoinmune son el dolor, la hinchazón articular (manos, pies, rodillas, tobillos y codos), rigidez por la mañana, debilidad generalizada, fatiga y, con menor frecuencia, fiebre.
Hay casos en que los pacientes ven alterada su calidad de vida: deben faltar al trabajo, reorganizar sus responsabilidades o pedir ayuda a otros para llevar a cabo sus rutinas diarias. Además, si no se diagnostica precozmente y si no se trata a tiempo produce destrucción articular y discapacidad física.
La consulta ideal
“La instancia de consulta médica tiene que ser un espacio de diálogo en donde podamos conocer al paciente integralmente. Interiorizarnos dónde y cómo vive, su entorno familiar y social, su situación económica, sus hábitos y costumbres. Realizar preguntas sencillas cómo: ¿Puede levantarse por las mañanas para ir a trabajar? ¿Levantar a su hijo? ¿El dolor no le permite desabrochar el cinturón de seguridad? ¿Puede disfrutar de su vida sexual?, lo que nos dará una idea de cómo la enfermedad afecta su vida diaria”, apunta Graf.
Cada vez hay más opciones terapéuticas aprobadas tales como: medicamentos modificadores de la enfermedad, biológicos y tratamientos orales inhibidores de la quinasa JAK, con un buen margen de seguridad y eficacia clínica.
“Nosotros trabajamos en torno a la ´decisión compartida´ donde le presentamos al paciente las posibilidades de tratamiento para elegir juntos cuál es el más indicado según sus propias características. Los alentamos a que conozcan los nombres de sus medicamentos, cómo actúan, y cómo interactúan con otros, a generar un compromiso con el objetivo final del tratamiento: reducir al mínimo síntomas como dolor e inflamación y tener la mejor calidad de vida posible”, comentó el médico.
“Los pacientes deben tener voz propia en la toma de decisiones con el médico. Por eso es muy importante seguir trabajando en lo que llamamos un paciente entrenado, para que pueda conocer su enfermedad. Cuanto más conozcan, tendrán una mayor adherencia al tratamiento”, finalizó Pereira.
Ambos profesionales coinciden en que hoy, la telemedicina permite realizar controles y estar más cerca de los pacientes. En algunos casos, la consulta presencial es necesaria y todos los centros y consultorios están tomando “medidas de protección para responder a esta necesidad de manera segura”.
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